'Los buenos artistas copian; los grandes artistas roban' . Sirva ahora Picasso como obertura para presentar a los Byrds, que no plagiaron ni copiaron. Los veo como la epítome del grupo que nos deja claro desde el comienzo cuáles son sus cimientos: la confluencia del folk americano con el pop británico; la por entonces novedosa unión entre Bob Dylan y los Beatles. Otros pretenden ir de Adanes sin aportar nada revolucionario, pero titular tu primer álbum con la canción de otro autor, y renombrar tu banda a modo de imitación de unos ingleses muy famosos, ya dice bastante. Hasta el peinado con el que se dieron a conocer era británico, y lo que son las modas: otros copiarían su estilo, incluyendo las gafas cuadradas de McGuinn. Pues aún con ese par de influencias tan marcadas, los Byrds realizaron una de las más originales contribuciones a la música popular, pariendo el género que llamamos folk-rock y dejándonos su sonido dulce y hermoso, tocado con la emblemática Rickenbacker de
Esto va de música, más o menos