Recordando un viejo blog que tuve, he decidido retomar por una sola vez una mala costumbre de entonces, que era destrozar clásicos. Tengo la Telecaster y el ampli en un trastero, y a mi guitarra española le falta la cuarta cuerda (¡siempre se rompe la cuarta cuerda!), así que opté por darle un saborcillo rítmico a la versión casera, en lugar de melódico. Que Dylan y Hendrix me perdonen, pero aquí no tenemos vergüenza, somos unos sinvergüenzas.
Esto va de música, más o menos