Ir al contenido principal

British '66


En el año 1966, el concepto de Swinging London estaba del todo establecido. Como centro neurálgico de varios mercados juveniles, Londres exportó una imagen de modernidad, con sus discotecas cool y las tiendas de Carnaby Street que imponían qué calzado, qué pantalones o qué peinado debía llevarse para estar a la última. Por mis palabras pueden entrever que esto me repele un poco, más que nada cuando explota nuestros instintos gregarios. En suma, soy un aguafiestas, un aburrido... 

El caso es que también cabe una mirada más luminosa al periodo: el impulso del mercado juvenil también facilitó que aflorasen diferentes expresiones creativas. Entre otras cosas, se espoleó a la industria musical, y por eso los años del Swinging produjeron aquella música tan maravillosa. Por ella puedo perdonarle sus estrellatos, los tabloides sensacionalistas y los rizados y permanentes que Eric Clapton se imponía religiosamente en la peluquería cada pocos meses. A pesar del exceso de superficialidad, a nivel sociológico podemos encontrar más aspectos positivos que calaron en muchos jóvenes de a pie: se pusieron en cuestión las viejas formas de entender el mundo; tanto en Londres como al otro lado del charco, en la soñada California, se estaba fraguando la una de las mayores brechas generacionales que conoció el siglo pasado. 

1966 también es el primer año en el que cabe hablar de psicodelia. En el terreno exclusivamente musical, la industria sufrirá fuertes cambios al dar cada vez más importancia al disco largo frente al single, fomentando la concepción del álbum como una obra de arte, hecho que se verá consumado en los años próximos. Con los Beatles en la vanguardia, cada vez más grupos de importancia, si pueden permitírselo, harán un hueco en sus apretadas agendas para la grabación de los discos, reduciendo así el número de conciertos. Y dicho todo esto, hablemos ya de la selección: una vez más, no están todos los que son, pero sí son todos los que están.


10. Hit the road, Jack. The Animals.

Como en la entrada anterior, comienzo mi selección con canciones sueltas, que no considero en menos por el hecho de incluirlas al final de la lista. Aquí tienen a los Animals y su versión de 'Hit the road, Jack', que había inmortalizado Ray Charles años atrás. Eric Burdon era una de las pocas voces británicas que podía emular a un cantante negro con soltura, lo que hacía de los Animals uno de los mejores grupos de versiones R&B de la época. Aún publicaron el último álbum, 'Animalization', antes de separarse: el año anterior había abandonado Alan Price, el teclista, y en 1966 comenzó la deserción general. Burdon organizará un nuevo conjunto y Chas Chandler probará suerte con el management, rol en el que demostrará buen ojo como cazador de talentos, como se verá el año siguiente. 

9. Save my soul. Wimple Winch.

'The Rubble Collection' es una extensa serie de discos que recopilan viejos temas de pop y rock psicodélico. La colección incluye canciones olvidables que habré escuchado entre una y ninguna vez, pero también un puñado de joyas olvidadas que urge rescatar del polvo. Hace unos años realicé una selección (sin duda incompleta) de esas joyas para mi disfrute, una de las cuales es la canción que aquí les ofrezco. Como no sabía nada de este grupo antes de ponerme a escribir, he acudido a informarme en Wikipedia. Al parecer, Wimple Winch, antes llamados 'Just Four Men' - que suena a la marca de tintes para el cabello - provenían del merseybeat y terminaron en el rock psicodélico, siendo una de esas bandas que una vez se acercaron a la fama, pero acabaron pereciendo en el intento. A pesar de su pobre producción, ''Save my soul'' es una canción sorprendente para la época que sigue sonando fresca y potente, una delicia.

8. Gimme Some Lovin'. The Spencer Davis Group.


Que incluya solo una canción de los Spencer Davis Group se debe solo a lo poco que he escuchado al grupo, más allá de este éxito inmortal que sin duda conocerán bien. ¿Qué puedo decir entonces? Que los de Spencer Davis llevaban varios años en la profesión, y que Rick, en un comentario a la anterior entrada, describió justamente a Stevie Winwood como niño prodigio, pues se había unido al grupo con solo quince años, en el sesenta y tres. Como una voz tan apta para el R&B como para el pop-rock, lo veremos en el futuro en Traffic y en Blind Faith.`

7. Small Faces,

'Solo pensábamos en los singles, no nos preocupaban los Lp's. Un Lp se grababa entonces en unos tres días y a nosotros nos llevó solo uno... Y el noventa por ciento de él no era nada malo'.

La cita es de Ronnie Lane, y muestra cómo los Small Faces se encontraban todavía en un paradigma anterior al que estaban entrando los grandes grupos de entonces. De hecho, podemos situarles en el extremo contrario al de los Beatles en aquel entonces. El paradigma del single frente al Lp, sin embargo, era coherente con el género que trabajaban Ronnie y los suyos, que podríamos llamar ''soul-rock'', además de R&B. Hablar de los Small Faces es hablar de energía palpitante, con grabaciones que en el mejor de los casos debían transmitir esa emoción que conseguían sobre el escenario. Cuando empezaron, no eran los músicos más virtuosos, pero la frescura y la autenticidad les definían. Steve Marriot se dejaba literalmente la voz en cada actuación: una voz desgarradora, de las más identificables voces de la década en Gran Bretaña. 

Ya nos ha dejado claro Ronnie Lane que estaban más interesados en los singles, pero en 1966, Decca les publicó su primer LP homónimo, que reúne algunas canciones publicadas en single con nuevas grabaciones. Merece escucharse, por ejemplo, ''You need loving'', cuyo primer fraseo vocal trae a la memoria al instante ''Whole Lotta Love'', que en unos años grabarán Led Zeppelin. La cadena de los plagios, por así decirlo, no acaba aquí, ya que los Small Faces se habían basado - sin molestarse en ocultarlo, pero sin acreditarlo debidamente - a su vez en ''You need love'', grabada por Muddy Waters en 1962. Por no saturar de audios la entrada, que he actualizado, les dejo aquí 'All or nothing', ya fue que la más contribuyó a su fama, llegando al número uno en las listas. 




Como anécdota, cabe decir que la autenticidad del grupo tenía su reverso, pues los jóvenes músicos pecaron de ingenuos: estaban tan pendientes de disfrutar de la música y del ambiente que les ofrecía el Swinging London que ni siquiera se percataron de que su manager, Don Arden, se estaba aprovechando de ellos. Tuvieron que ser los padres de los músicos quienes se movieron para contratar a un abogado, alertados del poco dinero que llegaba a los bolsillos de los chicos, a pesar de lo mucho que trabajaban e ingresaban en las arcas de Decca. Con afán de defenderse y escurrir el bulto, Arden jugó sucio y les dijo a los padres que sus hijos se drogaban, y que esta era la razón de la ausencia del dinero. Aquel suceso espabiló a los Small Faces y les sacó definitivamente de la adolescencia, aprendiendo lo que era realmente el negocio.

'Por supuesto no se dieron cuenta de que era un vil engaño para que se olvidasen del dinero. Esto nos decidió a dejar a Arden y, al ver a nuestros padres preocupados, comenzamos a hacernos preguntas sobre lo que ganábamos realmente. A nuestros padres logramos convencerles de que no éramos drogadictos, aunque creo que en el fondo les quedó la duda...'


6. The Who.

Llevamos tiempo escuchando rumores sobre la supuesta producción de un biopic de Keith Moon. Josu Eskorbuto idolatraba al personaje. Esa mitificación, acelerada por la temprana muerte del batería de los Who en el setenta y ocho, se debe a un tipo particular de estrella del rock que siempre ha tenido seguidores, y es comprensible: los que actuaban sin control y arrasaban habitaciones de hotel. En esta entrada enterraremos ese mito y reivindicaremos, sin embargo, la figura más prosaica de Roger Daltrey. 

Tras el éxito de 'My Generation', y aún en sus comienzos, The Who estuvieron a punto de disolverse. Keith Moon y John Entwistle eran ya por entonces una pareja unida en sus aficiones y planes musicales; Pete Townshend estaba cada vez más seguro de sus capacidades creativas e iba asumiendo el liderazgo del grupo; Roger Daltrey discrepaba en todo con el resto de la banda: no le gustaba el giro 'pop-art' que estaba manejando Townshend ni simpatizaba con los excesos del imprevisible batería. Daltrey se veía a sí mismo como un trabajador responsable en el negocio de la música, casi como un obrero especializado: consciente de dónde venía, y agradecido por su suerte, era el único que no consumía drogas; era, por lo demás, un cantante de blues obligado a ser una estrella del pop. Cuando, en cierta ocasión, el temperamental vocalista, harto de las payasadas de Keith Moon, tumbó de un puñetazo a su colega, todos, sin excepción, pensaron que el grupo estaba acabado. Y sin embargo, consiguieron sentarse en una mesa y anteponer el negocio a las diferencias personales. De esto dijo Pete:

'Presenciamos una increíble transformación: de ser uno de los tipos más agresivos y violentos que he conocido, pasó a ser uno de los más pacíficos. Tuvo que aprender a convivir con muchas cosas que no le gustaban. Es algo que siempre admiré, porque conociendo la personalidad tan fuerte que tenía, se lo tragó todo por la causa del grupo'.

El giro 'pop-art' de los Who sentó las bases de lo que terminaría siendo su estilo propio que, partiendo del R&B, flirteaba el power pop e incluso incluía - o así lo veo yo - las querencias surferas que tanto atraían a Keith Moon. 1966 llegó con los singles 'Substitute' y la estimulante 'Happy Jack', una de sus mejores canciones del año, y cuyo vídeo (uno de los primeros videoclips realizados en la historia del pop) les dejo al final de la entrada. 



Luego llegaría el segundo LP, 'A quick one'. Ya en la portada puede verse la nueva marca de los Who, con una estética que vendía glamour y vanguardia; también nos topamos con la imagen de cuatro solistas unidos en el mismo grupo, algo que iba más allá de la imagen, pues para este disco decidieron incluir composiciones de los cuatro miembros, que también cantan sus propias canciones, con diferentes resultados. Hacía mucho que no lo escuchaba, y aunque defiendo casi todo el disco, no termina de engancharme la coda final a cargo de Townshend, que fue un intento temprano de crear una mini-ópera rock. Me quedo con las aportaciones de John Entwistle, y por ello dejaré aquí la canción que más aprecio, que es la originalidad surrealista de 'Boris the Spider', a la que el bajista aporta una voz gutural. Destaco otros dos temas creados por el bajista que no aparecieron publicados en el álbum original, aunque hoy estén incluidos en la edición en CD: 'In the city' y 'Doctor, Doctor', lanzado al año siguiente.



5. Cream.

Tras la salida de los Yardbirds, poco había durado Eric Clapton junto a John Mayall, y tras algunos escarceos aquí y allí, en 1966 se unió a Ginger Baker, talentoso baterista de jazz, para montárselo por su cuenta. Eso sí: el precio que puso Clapton era que debían integrar también a Jack Bruce como bajista. Baker y Bruce ya habían coincidido en el pasado, y a pesar de coordinarse perfectamente sobre el escenario, en lo personal no podían ni verse. Debieron pensárselo bien, pero pudieron las razones comerciales sobre cualquier inconveniencia. Cream se formó, por tanto, sobre la firme base del negocio, y con el serio objetivo de barrer a todo rival. Se consideraban la aristocracia de lo que con el tiempo se llamará blues-rock. Cuidado, que muerden. Eran la crème de la crème. 

Escuchar a Cream es puro disfrute, gozando de su sonido denso, adictivo, con empaque y con un swing perfecto. Si en los Yardbirds sobresale la guitarra, aquí tenemos lo que se llamó un 'power trío' en el que se hace notar cada uno de los tres instrumentos. Debido a la reputación de los tres solistas, también lo llamaron 'supergrupo', aunque el término me rechina. Comenzaron mostrando su versatilidad con un single a medio camino entre el blues y el pop, 'Wrapping Paper'. Luego llegaría el disco largo, 'Fresh Cream', formado por versiones y temas originales compuestos mayormente por Jack Bruce. A pesar de que las versiones ya no cimentaban los méritos de un grupo que quería hacerse valer, hay que decir que Cream hizo de ellas un arte, desarrollando y llevando a su terreno temas ajenos. 

El fuerte de Cream eran los directos, donde dilataban el tiempo en largas improvisaciones, pero consiguieron transmitir aquella fuerza en sus grabaciones de estudio. Para muestra, háganse un favor y escuchen (o háganlo de nuevo) su versión de 'Spoonful'. Hay canciones tan consolidadas que no pueden versionarse, y tal es el caso de 'Spoonful', donde la autenticidad callejera y la profunda voz de Howlin' Wolf son inigualables. Cream demostró que, incluso en esos casos, nunca está dicha la última palabra: no la mejoró, pero sí creó a partir de ella algo distinto. 


En cuanto a los temas originales, creo que dos composiciones de Jack Bruce que supieron despuntar en los inicios de la banda: 'N.S.U.' que abre el Lp, y 'I feel free' que se publicó como sencillo - aunque posteriormente se haya incluido en reediciones del primer álbum -. Con estos temas, Cream mostraba sus mejor carta de presentación, dejando claro que podía ir más allá del blues. Además de las virtudes técnicas de los tres músicos, también cabe destacar la potente voz y las capacidades de Jack Bruce al micrófono. Un trío musical es el máximo común divisor, pero cuando funciona, su presencia escénica es imbatible. Pocas veces, tres músicos han dado tanto de sí sobre las tablas.


4. The Yardbirds.

Sin parar de actuar en directo, los Yardbirds comenzaron el año viajando por segunda vez a Estados Unidos, origen de su música adorada. Decíamos en la anterior entrada que al grupo solo podía achacársele la falta de composiciones propias, algo que a estas alturas comenzaba a ser un mínimo exigible a cualquier grupo que quisiese permanecer en la élite. Esto cambió con su álbum de 1966 'The Yardbirds', conocido también como 'Roger the Engineer', dado el simpático dibujo de la portada que el guitarrista Chris Dreja dedicó al ingeniero de sonido Roger Cameron. Se han señalado varios plagios en el esqueleto o melodía de alguno de los temas originales. En definitiva, nada que empañe un trabajo exquisito, que comienza con la bluesera 'Lost women', montada sobre la línea de bajo, y termina dejándonos piezas atmosféricas en las que podemos destacar 'Turn into Earth'.

En cualquier caso, lo que eleva el trabajo de los Yardbirds de este año, además de las composiciones en bruto, son sobre todo las guitarras y la producción, concretamente las aportaciones de Jeff Beck. Como muestra de estas sabrosas seis cuerdas, mencionamos dos de los temas más representativos, 'Over Under Sideways Down' y 'Jeff's Boogie' que, además de aparecer en el Lp, fueron publicados como cara A y cara B, respectivamente, de un single en mayo.

El año termina con la publicación de 'Happenings Ten Years Time Ago', construida sobre otra sugerente línea de guitarra. Partiendo del blues, los Yardbirds se habían trabajado un sonido propio y se encontraban en la vanguardia de lo que hoy conocemos como rock psicodélico, pero les faltó union y coordinación. Paul Samwell-Smith, el bajista abandonó el grupo y fue sustituido por Jimi Page, que pronto sustituiría el bajo por la guitarra, que era lo suyo, ante el abandono de Jeff Beck. Lo que pasaría más tarde con estos músicos desnortados, cual cantos rodados, ya no nos atañe aquí. 


Abandonamos al grupo recordando su participación en el film de Antonioni 'Blow up' que, lo admito, es una película que no me gusta. Creo que su estatus de obra maestra se debe más al glamour del Swinging London que a la película en sí, cosa que ocurre con otras obras de culto de la década, cuyo ejemplo más claro lo veo en la envejecida 'Easy rider', de innegable importancia histórica, pero poco más. En cualquier caso, hace demasiado tiempo que no veo 'Blow up', y tendría que hacerlo para afianzar o bien corregir mi opinión sobre ella. Les dejo la disfrutable escena en la que los  Yardbirds interpretan 'Stroll on', que no es sino 'Train kept a-rollin', canción publicada el año anterior. Además de Keith Relf, Jeff Beck y demás, pueden ver en la escena a Jimmy Page, la nueva incorporación. 


Antonioni había oído algo sobre un guitarrista que destrozaba su instrumento en el escenario (sin duda, Pete Townshend), pero como la banda escogida para la película fueron los Yardbirds, se le pidió a Jeff Beck que hiciera lo propio. No sé qué opinaría de esto Townshend, pues pocos músicos han sido tan celosos como él de las patentes escénicas; no en vano, en el futuro se agarrará un fuerte cabreo con Jimi Hendrix cuando éste queme su guitarra en Monterey. Pete debía pensar que la destrucción de instrumentos era propiedad exclusiva de los Who, aunque Jimi no dará demasiada importancia a quién inventó qué, mientras el truco funcione en el show.

3. The Rolling Stones.

El año pasado, los medios construyeron una de esas noticias irrelevantes destinadas a hacer un poco de ruido despertando viejas rencillas artificiosas. El titular ponía en boca de Paul McCartney que los Rolling Stones nunca podrían compararse con los Beatles, porque solo han sido una banda de covers de blues. A esto respondió luego Mick Jagger con humor, bromeando en uno de sus conciertos: 'Paul McCartney está aquí y se unirá a nosotros, a esta banda de covers de blues'. 

Dejando las invenciones de la prensa aparte, lo cierto es que, al principio, los Rolling Stones eran poco más que una banda de versiones de blues, así que solo en parte podemos dar la razón a Macca. Durante sus primeros años, el más elitista público mod dio la espalda a los Stones porque las versiones no siempre podían jactarse de no desmerecer las originales, cosa que por otro lado podríamos decir de la mayoría de los grupos de versiones de la época. A pesar de todo, la banda de Mick Jagger demostraba nivel y alcanzó pronto el éxito. No solo fue cuestión de suerte, pues se lo trabajaron y mostraron tablas. Luego llegó el trallazo que les hizo mundialmente conocidos: '(I Can't Get No) Satisfaction', y entonces la presión se acrecentó, el tiempo corría y se imponía la necesidad de componer temas originales de calidad si no querían caerse del pedestal: su futuro pendía de un hilo.

La respuesta a la presión que les impuso su 'Satisfaction' terminaría siendo el lanzamiento del álbum 'Aftermath'. El R&B de base se mezcló con temas de pop (Out of time) e incluso pop barroco (Lady Jane). En conjunto, el álbum transmite un halo oscuro que ya anuncia la portada. Los Stones tomaron nota de lo que hacían otras bandas de vanguardia y se apresuraron a edificar el álbum con arreglos exóticos, en los que hay que subrayar el aporte de Brian Jones, mal que le pese a Keith Richards que, si no recuerdo mal, en sus memorias minimizaba un poco la implicación de Jones. Y sin esos arreglos, Aftermath perdería enteros. Así tenemos, desde el comienzo, 'Mother's Little Helper', que ya muestra las cartas de la mencionada oscuridad del álbum, tratando acerca de algunas adicciones legales de las amas de casa. Aunque, si hablamos de oscuridad, es obligatorio traer aquí uno de los clásicos que los Stones publicaron en single poco después de lanzar el Lp: 'Paint it black'.


A cuenta de algunos temas, como 'Stupid girl', el grupo ha arrastrado la controversia de posibles posturas misóginas, y en ese sentido también cabe destacar la que para mí es la otra mejor canción que los Rolling Stones publicaron aquel año, aunque, corrección o incorrección aparte, la letra no sea la razón. Hablo de la magnífica 'Under my thumb', rematada por la marimba de Brian Jones, que cada vez tendrá menos peso en el grupo hasta su trágico final. 


2. The Beatles.

Tras unos años de giras continuas, los Beatles se tomaron un descanso y se prepararon para cambiar el paradigma musical: a partir de entonces, se tomarían más en serio la grabación de sus álbumes. Si el primer Lp de los Small Faces se grabó en unas pocas horas, la grabación de Revolver duró diez semanas. Pronto llegarían más lejos y decidirían abandonar para siempre los escenarios. Pero no corramos tanto. 

Lo que caracterizó 'Revolver' fue la intención expresa de innovar con las técnicas de grabación. Aprovecho para recomendar un libro que estoy releyendo y que podrán encontrar fácilmente, si les interesa: 'El sonido de los Beatles', escrito por Geoff Emerick, quien fuera su ingeniero de grabación durante los años dorados. Hay que tener en cuenta que el ingeniero no es un testigo neutral, pues simpatizaba más con Paul McCartney, a quien acompañaría años después en alguno de sus trabajos posteriores. ¿Pero existen los testigos neutrales? a pesar de todo, como narrador, Emerick sabe buscar cierta imparcialidad, llegando a acusar a su amigo Paul, por ejemplo, de manipular en ciertas ocasiones a John Lennon o de ser el beatle más hostil contra George Harrison.

Que Revolver no es un álbum perfecto ya nos lo recuerda cierto submarino amarillo (de cara a defender un tema gracioso, es bastante mejor Octopus’s Garden, la aportación de Ringo en Abbey Road), pero la mayoría de sus composiciones son del más alto nivel, aun sin tener en cuenta la inmejorable producción del álbum. La innovación más experimental llegó de mano de John Lennon, quien acudió al estudio con una extraña demanda: había compuesto un tema de un solo tono y quería que su voz sonara 'como el Dalai Lama cantando desde la cumbre de una montaña'. Se trataba de 'Tomorrow never knows' y, tal y como recuerda Emerick en sus memorias, a la genialidad natural de Lennon se unió el buen hacer de los cuatro beatles en el estudio de grabación: pistas reproducidas al revés, sonidos de archivo... Hay que tener en cuenta que, aparte del afán experimentador, Lennon siempre mostró cierto complejo con su propia voz: a pesar de ser un gran cantante, no soportaba oírse, y por ello en tantas grabaciones con los Beatles o en su futura carrera en solitario camufla la voz bajo efectos diversos.
 

'John siempre tenía un montón de ideas sobre cómo quería que sonaran sus canciones; tenía en la mente lo que quería oír. El problema era que, a diferencia de Paul, le costaba expresar esas ideas si no era en los términos más abstractos. Si Paul solía decir: 'esta canción necesita metales y timbales', la indicación de John era más bien: 'Quiero que suene como James Dean dándole caña a la moto por la autopista'. O 'hazme sonar como el Dalai Lama cantando desde la cumbre de una montaña'.

Revolver además fue un hito para George Harrison, que aportó nada menos que tres canciones; las tres son buenas, pero podemos destacar 'Taxman', que abre el álbum. También cabe mencionar dos que vienen de la mano de McCartney: la bonita 'Here, There and Everywhere' y la marchosa 'Got to get you into my life'.


Revolver es uno de los mejores trabajos de los Beatles, pero todos tenemos nuestras debilidades, y para mí hay una canción que está por encima del resto; no solo es una de mis preferidas de toda la discografía de los Beatles, sino en general de toda la historia del pop. Me refiero a Eleanor Rigby. La canción aborda la soledad de un modo único en el pop de la época. En palabras de McCartney, la letra se resume en el hecho de que alguien pueda morir sin que nadie se entere. A diferencia de otras creaciones de Paul, compuestas con piano, en esta ocasión el beatle la compuso con una guitarra acústica. George Martin le sugirió la inclusión de un cuarteto de cuerda, pero McCartney, que sabía perfectamente lo que quería, insistió en que las cuerdas debían sonar 'realmente penetrantes' así que los micrófonos debían situarse lo más cerca posible de los músicos de sesión (que fueron ocho), rompiendo con las rígidas reglas de EMI. Leamos cómo lo recuerda Geoff Emerick:

'Los cuartetos de cuerda se grababan tradicionalmente con solo uno o dos micrófonos, colocados a varios metros de altura, para que no se oyera el chirrido de los arcos. Pero con las instrucciones de Paul en mente, decidí colocar los micros muy cerca, lo que era un concepto nuevo. ¡Los músicos quedaron horrorizados! Uno de ellos me lanzó una mirada de desprecio, puso los ojos en blanco y refunfuñó:

- No puedes hacer eso, ¿sabes? 

(...) Hasta cierto punto, podía comprender por qué estaban tan enfadados: tenían miedo de equivocarse de nota, y bajo aquel microscopio cualquier discrepancia en la forma de tocar iba a quedar magnificada (...) podía oír el ruido de los ocho músicos retrasando ligeramente las sillas antes de cada toma, por lo que me veía obligado a volver a bajar y acercarles otra vez los micros, una situación bastante cómica. Al final George Martin tuvo que decirles a las claras que dejaran de alejarse del micro (...) Los Beatles eran perfeccionistas, y no siempre comprendían las limitaciones de los instrumentos musicales. En especial, la actitud de Paul respecto a los músicos externos era: 'Te pagan por hacer un trabajo; tú hazlo y punto'. Yo tenía la sensación de que los músicos clásicos lo habían tenido fácil durante mucho tiempo, pero ahora las cosas estaban cambiando'.




1. The Kinks.

A pesar del sobresaliente álbum de los Beatles, quiero dar el primer puesto del año al trabajo realizado por los Kinks, tanto por su audacia como por el excelente material producido. Ya comentamos en la anterior entrada que el veto en Estados Unidos les supuso un gran coste de oportunidad. No solo hay que tener en cuenta la desastrosa gira americana, en la que los Kinks tuvieron parte de culpa, sino los problemas internos del grupo: el ego neurótico de Ray Davies, la actitud de su hermano Dave, los serios problemas entre Dave y Mick Avory, las inquietudes y seguramente envidias de Pete Quaife, que abandonó el grupo durante un tiempo, los managers y chupópteros varios... En resumidas cuentas, es más fácil señalar qué cosas iban bien en el grupo, que enumerar la retahíla de problemas que amenazaban con disolverles para siempre. Basta decir que, comenzando el año, el recién casado Ray Davies se ausentó del grupo en plena gira y estuvo a punto de abandonar también el negocio de la música y buscar acomodo en alguna otra salida que le ofreciesen sus viejos colegas de la Escuela de Arte. 

'Con seis o siete hits a mis espaldas, me encontraba tirado en la cama, semiinconsciente, confuso por todas las ideas para canciones y desconcertado por todos los litigios legales. Mi mente saturada empezaba a experimentar un bloqueo total del negocio'.

En este contexto se había publicado un tema que Ray compuso, en sus palabras, con 'veneno', 'Dedicated follower of fashion'. Apuntaba directamente a las aficiones de su propia generación. Para la canción, Ray había vuelto a recurrir al music-hall, género popular que escuchaban las clases trabajadoras de las generaciones anteriores y que conocía desde la infancia, porque su padre le llevaba a esas interpretaciones y la familia Davies lo empleaba en sus fiestas caseras de fin de semana, donde acudía medio vecindario. La decisión de incorporarlo cada vez más a sus composiciones, fusionándolo con el pop-rock, tenía razones tanto culturales como musicales.

'Durante años renegué de él porque, en términos de rock and roll, el music hall es algo pasado de moda para que te asocien con él, cosa que no pasa con el blues. Pero el music hall fue una influencia sin duda muy importante. Yo ponía a gente como George Formby [cómico inglés de music hall conocido por tocar el banjo ukelele] al mismo nivel que [el bluesman americano] Big Bill Broonzy'.

A comienzos de verano, los Kinks lanzaron un single clave: la cara A era ''Sunny Aftenoon'' y la B, ''I'm not like everybody else'', épica desnuda y emocionante, toda una declaración de principios que Ray compuso originalmente pensando en vendérsela a los Animals; como los de Eric Burdon la rechazaron, la grabaron ellos mismos, con Dave Davies a la voz principal. 


Durante el verano grabaron 'Face to face', que no se publicaría hasta octubre. Todo el álbum es una delicia, comenzando por esa llamada telefónica que da inicio a la trepidante 'Party Line', y terminando en 'Sunny afternoon', la pieza maestra. Como en tantos otros casos en la historia del pop - y que se lo digan a Ian Anderson, de los Tull - a la hora de hablar de este disco, se abusa del término ''álbum conceptual''. Aún no estamos en la época en la que los grupos crearían premeditados álbumes conceptuales, pero es cierto que 'Face to face', en tanto que es un trabajo unitario que relaciona unos pocos temas entre sí, que son historietas inglesas, y ofrece un contenido sugerente, es uno de los dignos antecesores. Lo curioso es que el mismo Ray Davies criticó a su propio álbum por considerarlo poro unitario. Tenemos historietas cargadas de ironía por las que pasean burgueses de la City que añoran el campo, ricos asfixiados por el fisco, o que pierden una suculenta casa recién comprada, por no hablar de la guitarra hawaiana de 'Holiday in Waikiki' o la divertida 'Dandy', cuyo personaje podemos imaginar en la portada. Un corte aparte es 'Session man', dedicado al músico de sesión Nicky Hopkins, que aquí se lució especialmente con los arreglos y florituras: ¿Cómo no hacerlo en este caso? También tiene cabida un tema tan personal como 'Rosie won't you please come home', que hace referencia a la hermana mayor de los Davies, que vivía en Australia.


En noviembre, los Kinks publicaron otro single potente: 'Dead end Street' en la cara A, y en la B ''Big Black Smoke''. Las dos canciones comparten el espíritu dickensiano y son de lo mejorcito que grabaron en 1966. Perfectamente podían haber cabido en 'Face to face', y por ello su inclusión en la reedición actual en CD es más que apropiada. 'Dead end Street' trata de los problemas de las clases bajas, un tema trabajado por los bluesmen, pero hasta entonces alejado de los focos del pop. Según Dave Davies:

'Para mí, 'Dead end  Street' fue la personificación de lo que eran los Kinks. Una canción llena de carácter y patetismo, y aun así con una esperanza subyacente. Reflejaba una querencia por el pasado, pero al mismo tiempo expresaba una determinación y un anhelo por cambiar. Voces angustiadas clamando en un mundo despiadado. Un mundo donde el esfuerzo de la persona normal importaba poco'.


Para promocionar la canción, Ray dio rienda suelta a sus inquietudes cinematográficas y rodaron un videoclip que rezuma humor negro - junto con el de 'Happy Jack', de los Who, es uno de los primeros de los que tenemos constancia - , que he dejado arriba. Por su parte, 'Big Black Smoke' es un rock con elementos de music-hall que nos habla de una mujer perdida en los vicios de Londres; es del mismo nivel que la anterior.

Lo dejamos ya, porque nos hemos extendido demasiado. Copio, para terminar, la mencionada 'Sunny afternoon'. Que la disfruten con una cerveza fría al calor de la tarde. Aunque el verano tendrá que esperar. Que tengan feliz Nochevieja y próspero Año Nuevo.


'...My girlfriend's run off with my car
and gone back to her ma and pa
tellin' tales of drunkenness and cruelty
Now I'm sittin' here
sippin' at my ice cold beer
lazin' on a sunny afternoon'.

Comentarios

  1. Una interesante entrada con la que es difícil no estar de acuerdo. Sobre la selección, es cierto que "con los clásicos uno nunca se equivoca", pero los comentarios añaden curiosidades y hechos desconocidos, al menos para mí, que se agradecen.

    Que quede claro: Coincido al 100% con tu apreciación de "Eleanor Rigby" como una de las cumbres de la música popular. Incluyendo la enigmática línea: "…wearing the face that she keeps in a jar by the door…", cuya interpretación (que la tiene) precisa una labor de investigación considerable.

    Al terminar de leer el post he pasado por un momento de pánico, al echar en falta algunos temas esenciales… hasta que me he dado cuenta de que la cosa iba de británicos. Supongo que los US irán en otro capítulo. Porque para mí, aparte de UK y US, el resto de la música de la que estamos hablando no va mucho más allá, (con la posible excepción de "Focus").

    Y mencionaré dos canciones que me parecen valiosas a pesar de su simplicidad (y entendiendo que tampoco se puede abarcar todo): Wild Thing de The Troggs y No Milk Today de Herman's Hermits.

    Saludos y gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Entangled. Me alegro de que te haya gustado. Las citas de músicos las he tomado de varios libros: en su día se publicaron en entrevistas y declaraciones varias.

      Eleanor Rigby es mi canción preferida de los Beatles, junto a Strawberry Fields Forever, de Lennon. Es por todo, principalmente por su música, su misterio, halo poético, melodía, producción... Y en todo ello también participa la letra, claro. Vaya por delante que no soy de los que buscan con lupa mensajes ocultos en las letras de los Beatles, pero ese fragmento que subrayas tiene ambigüedad poética, y sugiere más de lo que dice: una cara fingida, un deseo oculto, una vida no vivida... Mucho se ha escrito sobre quién pudo ser la señorita Eleanor o el padre McKenzie, pero me parece más interesante lo que sugiere la propia letra de esos personajes literarios.

      Tenía en mente incluir ''Wild Thing'' de los Troggs, pero ha sido uno de mis descartes, para no saturar la entrada. Desde luego, es una buena canción, no menor que las primeras canciones sueltas que he incluido (aunque no sea comparable a ''Gimme Some Lovin''). En su época fue vista por los puristas como dices: un hit de éxito de consumo rápido. Eso no la desmerece. Como anécdota, igual sabes que Jimi Hendrix la versionó, lo cual sorprendió a colegas como Clapton o Ginger Baker, que jamás se habrían ''rebajado'' a interpretar un tema pop tan ''comercial''. El esnobismo es tan viejo como el tebeo.

      ''No milk today'' no la conocía, y me ha gustado. Gracias por traerla. Y que no cunda el pánico: la siguiente entrada será ya sobre América.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Cuando escucho a Animals siempre me da pena constatar que con lo buenos que eran acabaran tan mal, casi mimetizándose con la música norteamericana hasta desaparecer en ella.

    No conocía a Wimple Winch ni de oídas, se nota que vivían mucho del espíritu de la época. Están bien.

    Amor eterno a The Spencer Davis Group y al maravilloso Stevie por crear siendo blanco y británico una de las cumbres del soul.

    Steve Marriot era el mayor portento vocal que salió de toda aquella hornada musical de los 60 en UK. No tengo dudas y mira que tenía seria competencia.

    Keith Moon sigue siendo un dios para cualquier batería adolescente, entre ellos mi sobrino, y Roger Daltrey es un cantante fabuloso que se adaptó al papel de superstar sin creérselo demasiado.

    Cream es un grupo maravilloso cargado de divismo, lo que no reduce su inmensa calidad.

    Yardbirds era una escuela de talentos y por lo tanto estuve dando bandazos según quien entrara o saliera.

    Blow Up y Easy Rider son productos de una época y como tal hay que entenderlas para poder concoer mejor aquella época. Le pasará lo mismo a las películas de Almodóvar. Curiosamente estoy revisando el El Circo Volante de Monty Phyton que fue aquel programa de 1974 y aparte de la imagen y algunos elementos, el humor no ha envejecido.

    Los comentaristas actuales cada vez minimizan la importancia de Brian Jones en los Stoen. Quizás su tragedia lo ha engrandecido.

    Revolver es un disparo al corazón de la música.

    Estoy de acuerdo en lo dicho sobre los Kinks, reyes de la vanguardia y del humor frente a la tonta trascendencia de otros, y me alegra mucho que hayas dejado para el final uno de mis temas favoritos de los 60: Sunny Afternoon junto con otro del 67, Waterloo Sunset.

    Feliz 2023, Rodion

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que los Animals eran realmente buenos y tenían ya ganado el éxito, pero quizá se sumó al desgaste, al hilo de lo que dices, la falta de una buena composición propia que les mantuviese en lo más alto. Los marineros comenzaron a abandonar el barco, y cada cual siguió su camino. Estoy especulando solamente, porque las disoluciones a veces son complejas y las razones son dispares: una de las razones de que Alan Price se largó fue su pánico a montar en avión.

      Aun desde mi mayor ignorancia, también considero a Steve Marriot el gran cantante británico de los sesenta: el más consigue transmitir al cantar, ya interprete pop, soul o el más bronco rock setentero. Además de las tremendas grabaciones de los Small Faces, no sé las infinitas veces que habré escuchado el ''I don't need no doctor''.

      Sin duda Keith Moon fue un gran batería, uno de los mayores de la historia del rock. Me alegro de que tu sobrino adolescente lo tenga como referencia. No hacía falta criticar a uno para ensalzar a otro, y tampoco Roger Daltrey ha sido un santo, pero solo me refería a ese comportamiento impredecible de Moon, que a veces se aproximaba una extraña conducta antisocial, destructiva sobre todo para él mismo: una forma de actuar muy apropiada para pasar a los anales del rock (sobran anécdotas jugosas), pero que también conviene desmitificar.

      He aprendido más de los Yardbirds preparando estas entradas que por lo poco que conocía previamente. Hicieron muy buenas canciones, que es lo que importa, pero sorprende lo desnortados que estaban. No solo fue una cuestión de guitarristas perdidos, ya que cada cual tuvo su parte de culpa. Al final, el que mejor visión comercial demostró tener fue el avispado Jimmy Page.

      He disfrutado muchas veces con películas de los Monty Phyton (mi debilidad es ''Los caballeros de la mesa cuadrada''), pero sin embargo habré visto muy poco de su Flying Circus. Lo recuerdo mínimamente de mi etapa universitaria: proyecciones descargadas de internet vistas en casa de amigos. Buena parte de ese humor no ha envejecido nada.

      Estoy seguro de que a Brian Jones lo engrandeció su muerte. En vida, fue de estrella por el Londres de las estrellas, y terminó estrellado. Keith Richards como músico, además del siempre espabilado Mick Jagger, aportaron mucho más al ascenso real de los Stones. Pese a todo, en Aftermath dejó su contribución, que no es poca cosa, y conviene recordarlo.

      'Sunny afternoon' es una joya.

      Gracias por el comentario, Doctor. Feliz año.

      Eliminar
  3. ¡Vaya! Este blogg parece creado para disfrute de Rick, Dr. Krapp& family …o sea, súper expertos en esta época. Todo esto me queda muy grande y mira que me gusta la música, pero empiezo a controlar algo a partir de los 80, así que tomaré bueno nota y aprenderé de todos vosotros, si me lo permites. De todo lo que has colgado únicamente conozco el tema que interpreta The Animals ¡genial por cierto, aunque estamos tan acostumbrados a la poderosa voz de Ray Charles que suena, muy bien, pero light ; ) y por su puesto The Who ( fíjate, los Rolling y los Beatles… ( tb meencanta Eleanor Rigby) me has dejado alucinada, eres tan concienzudo y profundizas tanto en todos los pormenores musicales que tocas, que de verdad creo que este blogg es solo apto para eruditos de esta ápoca- No obstante, si recuerdo el camino volveré porque eres un crak!

    Un placer! muchas gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, María. Y no creas, yo no soy ningún experto, que no te engañen las apariencias. Como la cabra tira al monte, cada año leo algún libro sobre el tema, y puede que retenga datos de algunos periodos o grupos concretos, pero te sorprendería mi ignorancia en otros.

      Lo que sí soy es un entusiasta descubridor, y uno de los objetivos de este blog es motivarme a investigar y aprender. Y sin duda pasarán por aquí discos y canciones que ahora mismo desconozco. Escribo sin complejos y disfruto preparando estas entradas, que es lo importante, pero puedo equivocarme en mis opiniones y tampoco pretendo realizar una versión Hacendado de ''El bar de Rick'' (ese es el blog que recomiendo por su hilo histórico, además de los blogs de Doctor Krapp, que mencionas, y otros que tengo en mi barra lateral): pasaré completamente de la música que no me interese o sobre la que no pueda decir nada, que es mucha.

      Y por supuesto, este blog es apto para todo el mundo; solo hace falta que guste el tema. Muchas gracias por el comentario, aunque sea exagerado, y bienvenida :)

      Feliz año.

      Eliminar
  4. Feliz año antes de nada, que esta vez he llegado muy tarde.

    Tu entrada es soberbia, como era de esperar. Está muy bien descrito el “caldo de cultivo” en el que se cuece esta música maravillosa que en solo dos años (64-65) se ha quitado de encima la ya reseca apoyatura del beat y se convierte en una cascada de luz y color como no ha vuelto a haber nunca. Es verdad que a veces puede resultarnos un poco estúpido el envoltorio “gregario”, como tú dices, pero refleja muy bien la alegría de una década que parece haber enterrado las secuelas del pasado para encomendarse a ese futuro rosado en el que creyeron ciegamente. Se les puede perdonar el esnobismo. Además, muchos de ellos lo pagaron luego muy caro: el ácido y luego la heroína fueron una especie de jinetes del Apocalipsis que volvieron a poner las cosas en su sitio.

    La elección musical es también inobjetable, claro. Me ha sorprendido (y para bien) que hayas incluido a los Wimple Winch, que vistos en perspectiva simbolizan perfectamente el tránsito entre el beat y la psicodelia. Por suerte a este tipo de divinos perdedores les hizo justicia la ola nostálgica de los años 80, y la colección “Rubble” que citas es una delicia. Supongo que recuerdas que Phil Smee, su creador, lo es también del término “freakbeat”, que en sus palabras es “Freak: como tocado por la mano del caos. “Beat”: aquel género británico que floreció entre los años del Mersey y la llegada del underground”. Y el glorioso año 66 es el punto central del “freakbeat” ese. Así que, de su top 50, que va encabezado precisamente por los Winch, ahí va la número dos: los Craig

    Ese planteamiento que se hacían los Small Faces con su predilección del single sobre el Lp refleja muy bien el espíritu de los músicos pop, que sin embargo pronto habrían de entrar en el juego del disco grande porque, haciendo números, acabó conviniendo a los sellos más que a los músicos. Peter Grant, que fue el último manager de los Yardbirds, es uno de los padres de la idea; y a Jimmy Page, que se “asocia” con él para crear Led Zeppelin, le parece muy bien. Los zepelines fueron los primeros que por contrato exigieron a su sello que no se publicasen singles de su repertorio en la Isla: si solo te gusta “Communication breakdown” te chinchas y compras el disco entero. Sin embargo supieron vender la moto muy bien acariciando la vanidad de los músicos, haciéndoles creer que así se conseguía la madurez, la seriedad. Y la consecuencia es que muchos grupos que podían haber subsistido con dos o tres singles al año se hundieron en la pretenciosidad de un formato que claramente no era para todo el mundo. Los propios Small Faces acabaron pagándolo, como bien sabes.

    La verdad es que ya habéis puesto casi todo lo realmente grande que hubo en este año, así que vamos a reivindicar a algunos nombres más humildes pero que, como los Winch, merecieron mejor suerte. Empezando por los Pretty Things, esos eternos segundones que duraron muchísimos años e inauguraron 1966 con la legendaria “Midnight to six man”. A menor altura pero igual de recordados son los Sorrows, que en este año tienen joyitas como “Let me in”

    En el mundo mod, y aunque nadie va a discutir la esplendorosa jefatura de los Small Faces, hubo algunos grupillos que tuvieron su momento de gloria, como los Action con su versión de ”I’ll keep on holding on”

    Y aunque ya con tu reseña sobre Cream es suficiente para saber quién es Clapton, creo que hay que ser justos y dar también su parte de protagonismo a John Mayall, que a fin de cuentas fue quien lo lanzó al estrellato con el magnífico disco que sacaron en el 66 y que además es la señal para que muchos músicos británicos vean que es posible vivir del blues rock: la segunda invasión británica en Estados Unidos del 67/68 se le debe a él antes que a nadie .

    Bueno, lo dicho: que salud y suerte para el año que acaba de empezar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el interesante comentario, Rick.

      A cambio de todo lo positivo que representa aquella época, se les perdona lo otro, por supuesto. Además, la obsesión por la moda es comprensible teniendo en cuenta que acababa de nacer el mercado juvenil enfocado a todos los estratos sociales. Mi mención aquí a Eric Clapton es solo una nota humorística, sin acritud.

      No recordaba para nada a Phil Smee ni la historia del ''freakbeat'', pero ahora me han venido a la mente las entradas que escribiste sobre ello hace años, las acabo de leer y... Sorpresa: ahí está 'Save my soul' de Wimple Winch, además de la de Craig, entre otras. Me ha gustado volver a leerlas. En mi caso, di con W.W. y la colección Rubble mucho después y de casualidad, no por el freakbeat, pero sí por una razón relacionada también con tu blog. Y es que buscaba dos canciones que has reivindicado en alguna ocasión y me gustan bastante: ''Love maker'', de Calum Bryce, y ''Magic Potion'', de The Open Mind (ambas posteriores a este 1966) Las encontré en la Rubble Collection, que termine descargándome entera. De todos modos, quiero volver a indagar en ella, porque me quedé en su momento con unos pocos temas de esos discos.

      Importante lo que cuentas sobre Led Zeppelin y el formato LP. Desde luego, la jugada les salió bien y tuvo efectos en la industria musical. Dicho de paso, te agradezco que lo menciones porque en mi entrada hay una pequeña metedura de pata cuando doy a entender que el formato single no solo interesaba a los Small Faces, sino a Decca o luego a Immediate. Estaba pensando que por entonces, en el caso de grupos como SF, el formato single se vendía mejor, aunque ingresase menos, y las propias compañías participaron hasta cierto momento de esa estrategia al reservar las mejores canciones al single, sin incluirlas en los discos largos. Pero, evidentemente, en cualquier caso las compañías preferían mercadear los formatos más caros: antes, ahora y siempre.

      Está bien que reivindiques a John Mayall (como también lo has hecho en El bar de Rick en más de una ocasión), influencia ineludible para tantos músicos británicos, que sin embargo es desconocida hoy para el común de los mortales.

      No conocía ninguna de las otras canciones que nos dejas. Son buenas las tres, también la versión de The Action. De los Pretty Things tengo tengo descargado un disco del 68, y encima lo tengo aún sin escuchar... Esa es una de las razones por las que me alegro de haber comenzado este blog: es un modo de planificar un orden en mi indagación musical, por lo natural bastante caótica.

      Y lo mismo: feliz año. A ver cómo se da...

      Eliminar
    2. Por si quieres la lista de las 50 canciones elegidas por Smee, aquí tienes una entrada de don José Kortocircuito:

      http://tommentonenlacuadra.blogspot.com/2014/10/va-freakbeat-phil-smees-top-50.html

      A estas alturas ya conoces casi todas, pero ya verás como te falta alguna...

      Eliminar
    3. Otro texto suculento sobre el freakbeat. O sea que Smee seleccionó cincuenta canciones e incluyó en su lista temas que no estaban en su enorme colección publicada, sí que es raro. Como incluir ''The Ox'', más conocida que la media por pertenecer al primer LP de los Who. La de The Monks la he descubierto hace poco, aunque no sabía que estuviera en la colección. Pero ya ves que solo conozco unas pocas, contadas con los dedos de la mano, así que tomaré esa lista como referente cuando explore el cofre del tesoro, que es la colección Rubble.

      Sobre tu crítica por la omisión del concepto ''mod'', que es de recibo, será solo una cuestión de etiquetas: diferenciar claramente entre lo mod y lo psicodélico no debió interesar a Smee, que pretendía vender su transversal ''freakbeat''.

      Eliminar
  5. Madre mía, cuánta erudición musical por todas partes. Yo solo quiero apuntar un comentario a Revolver, disco que marca el cambio de registro de Beatles. Entiendo que como artistas desearan transitar por otras veredas, una vez trillado el camino previo. Pero para mí el resultado fue pobre comparado con los discos precedentes. Eran unos genios, y temas como Eleanor Rigby así lo demuestran, pero la frescura y el sonido de sus inicios no tiene ni punto de comparación con esta etapa más madura.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi caso, de erudición nada, Chafardero. Como le decía a María, me avergüenza un poco dar esa falsa impresión. Puedo ser un poco friki con algunos grupos, por lo demás conocidos, pero hago los deberes en cada entrada. Este formato me motiva porque esos ''deberes'' autoimpuestos me llevarán a descubrir (y redescubrir) discos nuevos. En resumen: soy uno más de esos amateurs que publican listas en internet, esos que critica (con razón) el bueno de Diego A. Manrique.

      Me alegro de que haya una opinión discrepante respecto a Revolver, y tu postura es respetable, porque son etapas bien diferenciadas. Para mí hay una progresión clara y sus mejores canciones están diseminadas en esta etapa que comienza, pero también en la inmediatamente anterior. Incluso si retrocedemos casi a sus comienzos, hay temas de una composición tan buena que no necesitamos imaginarlas con un esquema más complejo (aunque los Manolos demostraron que siempre se puede hacer algo, si no mejor, al menos diferente). Creo que ese talento compositivo les duró hasta el final, y que supieron evolucionar muy bien, aunque a partir del 67 trabajasen de un modo cada vez menos cohesionado.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Si quieres letra, lee un libro

 ¿Son importantes las letras en las canciones de pop o de rock? Sobre el viejo tema, hay poco que decir: considero a las letras en un plano secundario y, no obstante, ¿quién no prefiere que esa canción que a uno le hace vibrar vaya acompañada también de las palabras adecuadas? Por otro lado, ¿cuáles son las palabras adecuadas? Ni la letra puede ocupar el lugar de la música en la experiencia sonora, ni hay una única música adecuada para cada texto; música y literatura son dos artes distintas, pero pueden complementarse, y por ello una letra contribuye a dar entidad a una canción. Pues bien, a raíz del asunto se me ocurrió publicar una serie de entradas para jugar con la literatura y la música, idea que al final he condensado en una única entrada de blog. Quizá sea que llevo tiempo con ganas de resucitar mi blog de literatura que, como Peret, no está muerto, sino de parranda. Así pues, dejo claro de antemano que se trata solo de un juego, y en clave ligera debe entenderse también el títu

El despertar de la bestia

Hoy quiero reivindicar la primera época de Iron Maiden, por lo general bastante olvidada en relación a lo que vino después. Y es que, para el fan tradicional de la Doncella, no cabe el debate: lo mejor llega con Bruce Dickinson y se va con Bruce Dickinson; así, los años dorados del grupo comienzan con 'The number of the Beast'' (1982) y terminan con la salida del segundo vocalista tras 'Fear of the dark' (1992), aunque podemos acotar aún más el rango y cerrar la etapa clásica con el abandono del guitarrista Adrian Smith a finales de los ochenta. Tanto Dickinson como Smith volverían a la banda a finales de los noventa, para regocijo de los fans. Así, a pesar de haber contado con tres vocalistas en su haber, la esencia de los Maiden ha quedado ligada a la voz de Dickinson, y los discos más celebrados, esos que ocupan gran parte del setlist de los conciertos, son los de los primeros álbumes con Bruce al micrófono. Ahora bien, ¿son aquellos los mejores discos? Como no t

Destrozando clásicos

 Recordando un viejo blog que tuve, he decidido retomar por una sola vez una mala costumbre de entonces, que era destrozar clásicos. Tengo la Telecaster y el ampli en un trastero, y a mi guitarra española le falta la cuarta cuerda (¡siempre se rompe la cuarta cuerda!), así que opté por darle un saborcillo rítmico a la versión casera, en lugar de melódico. Que Dylan y Hendrix me perdonen, pero aquí no tenemos vergüenza, somos unos sinvergüenzas.