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De aquellos dibujos de la tele

La idea de realizar esta entrada me surgió leyendo el último post de Sinfonía azul, el blog musical del Doctor Krapp. Él nos habla de Hoyt Curtin y sus composiciones musicales para unos cuantos dibujos animados de la Warner, por todos conocidos, así como algunas versiones modernas de dichas creaciones. Hay programas que trascendieron su  época y mantuvieron la vigencia durante décadas, pero yo quiero traerles algunas grabaciones musicales para programas televisivos de un arco temporal muy concreto, que es el de mi infancia. Soy consciente de que, a diferencia de otras producciones más clásicas, lo que voy a dejar aquí pertenece muy en particular a la nostalgia de quienes fuimos niños entre la segunda mitad de los ochenta y la primera mitad de los noventa en España, y puede que a otras generaciones les resulte indiferente y les cause una comprensible vergüenza ajena. Sea como sea, allá vamos.




Empezamos fuerte con la que, a mi juicio, ha sido una de las mejores series infantiles jamás lanzadas por Televisión Española, en este caso en colaboración con una productora japonesa. La adaptación del clásico de Julio Verne optó por rebautizar a Phileas Fogg, su protagonista, como Willy Fog, para acercarlo al público de nuestros lares. Viaje, aventura, amistad y prisas, muchas prisas, con la puntualidad británica por bandera, todo unido a una simpática banda sonora encargada nada menos que a Mocedades. La serie no dejó de emitirse durante los ochenta y los noventa.




Seguimos con la producción nacional. ¿Quién no conoce la canción principal de 'David el gnomo'? Aquello tuvo su continuación con 'La llamada de los gnomos'. Alguien podría plantear si hoy podría valorarse de igual modo con el cinismo de nuestros tiempos o lo resabiados que algunos consideran a los niños actuales, saturados de estímulos, pantallas e internet. Pese a todo, yo creo que funcionaría igual, pues los niños siguen siendo niños.  Ya fuesen los gnomos médicos o jueces, era fácil sentir simpatía por aquellos seres amables que se solidarizaban con la fauna del bosque. 




No será hoy tan conocida como el resto de producciones que aparecen en esta entrada, así como otras tantas que no aparecen, pero siempre será recordada por quienes pudimos disfrutarla en la edad adecuada. Parece que Juan Ramón Pina, su creador, tenía tras de sí una carrera trabajando para Hanna-Barbera, siendo esta su primera tentativa de ficción animada netamente española. Aun con su humilde producción, quiero honrar a 'La Corona Mágica' por el esfuerzo de su autor por superar ese complejo tan nuestro y así crear, desde cero, esta serie de fantasía y ciencia-ficción inspirada en otras aventuras de los ochenta. El audio que dejo es la música que abría cada capítulo, un tema instrumental compuesto por Eduardo Armenteros, pues Juan Ramón Pina no quería la típica canción, como confesó en una entrevista:

'A mi, particularmente, no me gustaba la idea de una letra en el tema de apertura, así que como el director era yo, no se hizo. La parte comercializadora de la serie la llevaron a cabo mis socios capitalistas quienes, aprovechándose de mi saturación de trabajo, hicieron lo que les dio la gana para llevarse los beneficios. Gentuza. Hasta los muñequitos que se hicieron de algunos personajes los tuve que comprar yo por mi cuenta, por tener un juego de ellos'.




No sé qué pasó en 1989, pero se lanzaron unas cuantas series que a los de mi quinta nos tocan la fibra nostálgica. Yo tenía cinco años cuando se estrenaron casi a la vez 'La corona mágica' y 'Los Trotamúsicos', entre otras series que, gracias a aquella maravilla tecnológica que era el reproductor VHS, podían grabarse para disfrutarse una y otra vez. Hoy tenemos internet y nos hemos acostumbrado al acceso fácil a contenidos y plataformas digitales, pero eso de capturar series y películas en vídeo, o música de la radio en un casete, era más emocionante, o quizá se trate de que tenía más valor. 

¿Qué decir de Los Trotamúsicos? Otra de aquellas series entrañables de Televisión Española, con varias canciones que tuvieron tanto gancho como para conseguir venderse aparte en cinta de casete; no en vano los protagonistas eran los famosos músicos de Bremen, ¿no?




Esta era americana, pero estaba entre mis preferidas; tanto es así que no he querido revisionar jamás ninguno de sus capítulos, por miedo a desbaratar el buen recuerdo. Y es que hay cosas que es mejor dejar estar. 'Dragones y mazmorras' dominó los ochenta y es a la vez un producto muy representativo de la fantasía de los ochenta, tanto como la canción de apertura, un tema épico cargado de efectos que en España dieron voz Los Dulces, grupo infantil en la línea de lo que unos años después harían con Bom Bom Chip. 

No me hablen de Parchís y su 'Comando G', porque eso es de una época anterior, que yo no llegué a vivir. Para una serie de fantasía épica infantil, a mí denme efectos electrónicos, guitarreos de rock y buenos golpes de batería: los nacidos en los ochenta no tenemos finura ni gusto alguno.




Hubo un tiempo en el que se lanzaban 'kame-hames' en los patios de colegio, donde también podían escucharse extrañas discusiones infantiles acerca de si este o aquel personaje solo aparecían en determinada película y no podía encontrarse ni en el manga ni en el anime que emitían por la tarde. Japón nos había invadido anteriormente con series de la calidad de Heidi y Marco, así como con programas tan inefables como Bioman o Mazinger Z, pero fue Dragon Ball lo que de verdad supuso un hito entre el país del sol naciente y Occidente, siendo la puerta de entrada a lo que exportaron después. En 1992 se comenzó a publicar por primera vez el manga en España, que este servidor compró religiosamente desde el primer número: cada semana un cómic de grapa de 32 páginas, a 175 pesetas; luego llegó la serie roja y luego, progresivamente, el producto comenzó a desbarrar en una lenta mediocridad, repitiéndose una y otra vez el arco argumental.


Durante las primeras aventuras de Goku y compañía, disfrutamos de esa mezcla de aventuras y humor tan particular, ajeno a los gustos occidentales, pero que supo cuajar tan bien en la chavalería de aquel entonces. Como decía, yo era más fiel al manga, pero si hablamos del anime, créanme, este era uno de esos casos en los que ningún crío quería perderse las intensas canciones del comienzo. Pura voluntad de poder, o algo que se le parecía mucho.

Comentarios

  1. Jaja me has dejado loca! Pero si ¡no tienes ni 40 años! Con el tipo de la literatura y filosofía que te gusta, te ponía mínimo 10 más encima jaja yo soy mayor que tú, pero sí que me reconozco en la parte dulzona de tu recorrido, sobre todo Willy Fog y David gnomo, los trotamúsicos tb, sin embargo no recuerdo para nada la Corona mágica, su música sí que me suena, igual que la música de dragones y mazmorras, pero tampoco recuerdo los dibujos…( por cierto, la música es totalmente parecida a Comando G.. si se cambias la letra, casi es la misma melodía…para mi que hicieron un apaño tipo un remix ; ) Marco y La casa de la pradera eran como la misa dominical , jaja todos puntuales en el salón, creo que los sábados después de comer… Más tarde sí, Mazinger Z, Afrodita y ya aun más tarde esa horrorosa serie que jamás he comprendido su éxito, ni su humor, palo va, palo bien, torta va, torta viene… Dragon ball … ese enanito Son Goku, en su nubecilla voladora, aún, pero cuando se hizo grande .. bufff jajaja me vas a matar! igual que los Pokemon que los olvidaste y no me lo puedo creer ; ) y posteriores pero estos sí que muy divertidos Shin-Chan pero en estos la cosa era más sutil y no había palos : ) Pero no, mi querido amigo, no creo que ni siquiera fuera la voluntad de poder, más bien la satisfacción que produce ver del reparto de mamporros a discreción, eso sí, con un toque épico, pero parecido a los tartazos en del cine mudo o los videos de caídas ; )

    Graaacias, ha sido muy divertido. Un abrazo!

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    1. Me alegro de que te haya resultado divertida la entrada, esa era la intención. Y sí, todavía puedo decir que estoy en la treintena, aunque peligrosamente cerca de esa cifra innombrable que has escrito :P

      Ya ves que en la selección en esta entrada he primado la nostalgia, aunque creo que calidad tampoco falta. ''La vuelta al mundo de Willy Fog'' se defiende sola, por ejemplo, y para mi ha sido un placer volver a escuchar las canciones de ''Los Trotamúsicos'' y ''Dragones y mazmorras''.

      Podría haber añadido también el Inspector Gadget y, cómo no, otras series más antiguas de esas que nunca dejaron de emitirse. Aparecida después, me parece una buena serie animada ''Gárgolas''. Aunque ya puestos, para mí ''Los Simpson'' están en el top de las series de los noventa. Pero con ella nos salimos del tema de la entrada.

      Como digo pertenezco a la primera generación de fanáticos de Dragon Ball, que me pilló en la edad adecuada, y la infancia es sagrada, así que me cuesta mucho ser objetivo, pero sin el extremo de considerarla tan mala como dices, coincido contigo en que terminó basándose en mamporros y peleas interminables, así como esquemas argumentales repetitivos y ridículos, de muy poca originalidad. Sin duda, eran mejores sus inicios, donde cabía el humor y la aventura. Si me hubiera pillado con otra edad, otro gallo cantaría, pero aquello nos alcanzó como un misil. En cualquier caso, cuando surgió, supo tocar la tecla adecuada, dando mil vueltas a Mazinger Z y otros animes antiguos, por no hablar de esas horrorosas (aquí sí uso la palabra) series japonesas con actores reales que nos llegaron: Bioman, primero, y luego Power Rangers, esos robots gigantes y demás.

      Sin pretender compararlos, eso de la edad me pasó con Pokemon, que mencionas, del que jamás me interesé por ser de otra generación: tendría unos quince años y eso de los dibujos animados ya no me iba. Lo mismo Shin-Chan, que no sé ni de qué va. A pesar de haber coleccionado Dragon Ball, me descolgué por completo del anime y del manga, y más aún del shonen infantil.

      'La casa de la pradera' estaba muy bien, aunque la ceguera de Mary fue un palo...

      Gracias a ti. Un abrazo.

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  2. Yo soy de la quinta de la Warner, así que por mi provecta edad poco tengo que decir aquí. Pero mis hijas son más o menos de la tuya, y recuerdo algunas cosas:

    Mis hijas eran fans de los músicos de Bremen (siempre les gustaron mucho los animales), e incluso tienen el Lp con todas las canciones de la serie, para que veas. A los mayores nos daba un poco de repelús tanto almíbar, pero en fin. Aparte de eso, David el Gnomo también les gustaba. Cuando íbamos al campo y veíamos una seta, yo les avisaba: ¡cuidado con pisarla, que ahí vive un enano!

    Lo curioso del asunto es que de ahí pasaron a una serie que cita María: Shin Chan. Y esa sí que se la recomiendo a cualquiera, aunque ya aviso de que no es políticamente correcta: el tal Shin Chan es un niño de más o menos cuatro o cinco años que está un poco mal de la cabeza, tiene muy mala lecha y le encanta la escatología. Por otra parte sus padres son dos abnegados currantes de clase media, un poco histéricos por el trabajo y la conducta de su hijo. La mujer además se pilla unos cabreos impresionantes con su marido, que es un poco simple, y al final todo resulta mucho más creíble -y más ironico- de lo que parece. Es genial. Recomendada para niños de más de doce años que sean inteligentes.

    Y la última que recuerdo, aunque ya muy de pasada fue curiosamente una de fútbol: Oliver y Benji, o algo así. Pero creo que era más por la careta de presentación y la canción que por la serie. No estoy muy seguro.

    En fin, ya ves: por las buenas o por las malas, alguna cosa recuerdo de esos tiempos.

    Saludos mil

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    1. Pues entonces me alegra que esta entrada te haya traído tan buenos recuerdos, por la relación con la infancia de tus hijas. Ya veo que comparto con ellas el disfrute de los Trotamúsicos y sus canciones, que hacía la tira de años que no escuchaba, David el gnomo y seguro que más cosas.

      Me ha sorprendido tu penúltimo párrafo, y ahí demuestras recordar bastante de aquellos tiempos y estar enterado, pues he estado a punto de incluir esa canción pero no lo he hecho porque la serie no me gustaba tanto como las que aquí incluyo; otra cosa es la canción de entrada, que tiene su enganche. La serie se llamaba 'Campeones', pero nadie la llamaba entonces así: la conocíamos como Oliver y Benji, o Benji y Oliver. Yo también la veía, era un anime de la misma época en la que triunfó Dragon Ball. Tenía su enganche, y eso que a mi el futbol no me interesaba en absoluto, ni seguirlo ni jugarlo (yo jugaba al basket), aunque pecaba de lo mismo que Dragon Ball - en este caso, partidos infinitos con un campo kilométrico y jugadas inverosímiles -, sin la gracia ni la atracción de ésta.

      Interesante lo que cuentas de Shin Chan. Visualizo sus personajes, entiendo que llegó a ser muy famosa, pero nunca llegué a verla. Seguro que fue una serie más madura que otros animes juveniles, pero lo dicho: llegó más tarde a España y a partir de cierta edad me descolgué de los dibujos animados, sobre todo del anime. Otra cosa son los Simpson, Futurama y poco más. La adolescencia... Seguro que me perdí cosas interesantes.

      Saludos.

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  3. Perdóname, Rodión acabo de localizar esta entrada y te agradezco enormemente de que te hayas acordado de la mía. Y es de hace casi dos semanas. Ando con los blogs de cabeza.
    Son ejemplos de un momento interesante en el terreno de la animación televisiva.
    Aunque estos temas me cogieron en la juventud no en la infancia, todos accedimos a ellas porque solo había dos canales de televisión hasta la llegada de las privadas.

    Una cosa que percibo es que en esa época se generalizó la búsqueda de interpretes famosos para cantar los temas en español. En la época anterior predominaban los instrumentales, con toques jazzísticos, sin necesidad de letras explicativas en cada idioma. Creo que perdimos bastante con el cambio ya que es muy dificil jugar con nuevas versiones as partir de temas tan definidos en estructura y forma. No me imagino a Bill Evans haciendo una versión de David El Gnomo.

    Saludos. Voy a las otras entradas posteriores

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    1. Tranquilo, faltaba más... Lo bueno de los blogs es que aquí no hay ninguna obligación, y cada cual tiene su tiempo. A veces uno puede y le apetece conectarse a menudo, y otras no. Dicho lo cual, espero leer tu siguiente actualización de Sinfonía Azul o del Círculo..., pero lo dicho, sin ninguna prisa.

      Ya que lo dices, es verdad que tiene un tufo cutrillo eso de las letras dobladas o regrabadas. En los casos que he dejado de Dragones y mazmorras o Dragon Ball, por ejemplo, no los veo como cutres por simple nostalgia. Incluso los de algunos musicales doblados, como Mary Poppins, donde puedo escuchar de modo más natural la canción en castellano que en el inglés original, lo cual es curioso.

      Saludos.

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