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Shakey

 

¿Qué nos motiva a leer biografías de músicos? Me dirán que es una pregunta absurda, pero merece una pequeña reflexión. La música es lo que cuenta, pero luego cabe la curiosidad: por el contexto, la alquimia, los restos humanos; elementos todos ellos de la trastienda. Buscamos el conejo y encontramos la chistera, el artificio y la trampilla en el suelo; a veces no nos interesa saber más. Sobre el género de las biografías musicales habría mucha tela que cortar, desde los simples relatos mitológicos que explotan la leyenda, sin mayor interés por el conocimiento real de los biografiados y lo que de verdad importa, que es su trabajo, hasta los que alumbran el arte y el medio, la cadena creativa que va desde las influencias musicales y la composición hasta la grabación y la producción; con mejor o peor estilo narrativo, pues el estilo no lo es todo en este género.   

Sentado lo anterior, cabe decir que 'Shakey', de Jimmy McDonough, se encuentra entre los libros del género de más alta calidad que hayan caído en mis manos, pues, a juicio de lo que voy descubriendo, cuida tanto el acercamiento real al biografiado como el interés por la música. De este libro dijo Diego Manrique que es 'el Everest de las biografías del rock', pero ni siquiera uno de los Himalayas es perfecto, y la propia historia de la gestación de esta obra es elocuente sobre el biografiado. Neil Young escogió someterse a las preguntas de McDonough y le dio plena libertad para escribir sobre él, solo para retractarse años después, después de leer el trabajo, y casi conseguir dar al traste con todo el proyecto. Da la sensación de que Young se mueve en la contradicción del personaje que pretende ser auténtico para sus fans, demostrando, justo por ello, tantas veces lo contrario. No es casualidad que este viejo rockero canadiense lograse conectar sentimentalmente con la generación grunge de los noventa. Al final, el libro se publicó sin cambiar una coma. aunque Young prohibió a McDonough precisamente añadir ni una sola coma, con lo que el autor perdió la oportunidad de completar su trabajo incluyendo quizá una mejor revisión con la perspectiva de esos pocos años.

'Quiero que la gente sepa lo malo que era, joder; y lo asustado que estaba y lo bueno que era. La pura realidad, eso es lo que busco, y no un producto'.

McDonough relata con buen pulso la evolución vital de Young, a veces con un nivel de detalle que abruma, sobre todo a un lector que, como yo, disfruta de varios trabajos del canadiense pero no es un fan que se haya calzado toda su discografía. El estilo mezcla la voz del propio autor con testimonios enlazados de un sinfín de personajes (el trabajo de investigación debió ser concienzudo) y diálogos con el músico, cuya personalidad va tomando forma nítida a lo largo de las páginas. Pero aquí no van a leer ninguna reseña completa acerca del libro, porque apenas he llegado a la mitad del volumen y jamás había escrito nada sobre un libro que no hubiese leído por entero y con atención. Si quieren una reseña de verdad, ya les he dejado arriba la que le dedicó hace unos años Diego Manrique ¿Por qué entonces traerlo aquí? Para compartir algunos fragmentos sueltos que considero de interés para esbozar al personaje y - ¿hace falta decirlo? - como excusa para dejar una canción al final.

Young es un músico que se labró su propio camino, fascinado a su vez por personajes como Bob Dylan, además de otras mitologías y fuertes influencias personales; un rockero para los folkies, y un folkie para los rockeros, mirando por encima del hombro los desmanes adolescentes de las bandas que se dejaban llevar por los excesos; un hombre hecho a sí mismo, obsesionado por el control de su vida, de su trabajo y de su imagen personal; un ego a prueba de balas, un liderazgo opresivo para tantos que trabajaron para él. Ya haya contado con una u otra banda de acompañamiento, él tiene que ser el jefe, aunque para serlo tenga que perder, en ocasiones, la música. 'Es la mejor banda en la que he tocado en mi vida, porque no había nadie que estuviera por encima de los demás', dijo en cierta ocasión Young, hablando de Buffalo Springfield, solo para desmentir esa opinión con sus propias acciones a lo largo de su extensa carrera. Esta solo es una de las muchas contradicciones que encuentro en Neil Young, y el valor de 'Shakey' está en mostrárnoslas junto con el resto de sus virtudes y defectos. El trabajo de McDonough es meritorio por respetar tanto a la música como al lector, dejando para nosotros la lectura crítica.


'Siempre ha sido autosuficiente', afirmaba Scott. 'El dinero que tuvo Neil fue siempre fruto de su propio esfuerzo, ya fuera repartiendo periódicos o haciendo cualquier otra cosa, así que no me sorprendió para nada que fuera directo de la barbería de Coles y consiguiera al momento un puesto de chico de almacén; era típico de él'.

'Era un embaucador de primera. De no haber sido así, ¿cómo narices habría conseguido que le dieran de comer? Si estaba sin un duro. Lejos quedaban los días en que Young fingía tocar el ukelele con Danny and the Juniors. 'Flipa, Comrie, empezaste a tocar la guitarra antes que yo', le decía Neil a su viejo amigo. 'Y ahora yo soy mejor que tú'. (Linda Smith)

'Young, Koblun, Harper y Bates empezaron a tocar en el sótano del batería. Young bautizó a la banda los Squires, se encargó de elegir el repertorio y según Rassy, 'si alguien se saltaba los ensayos, se iba a la calle tan rápido que no le daba tiempo ni de reaccionar'. Tras un mes de ensayos y unos cuantos bolos, Harper se quedó fuera del grupo (...) 

'Recuerdo decirle: 'Ostras, no creo que pueda ensayar; tengo hockey'. Y Neil me contestó: 'Bueno, no te preocupes; intentaremos reclutar a otro batería'. 

'El primer recuerdo que tiene Neil de cantar en público es en la cafetería del Instituto Kelvin versionando a los Beatles. Algo más adelante, durante la siguiente sesión de grabación de los Squires en la emisora CKRC el 2 de abril de 1964, la banda grabó un puñado de temas originales de Young, entre ellos uno titulado 'I Wonder', que incluía voz. Al acabar la sesión, el ingeniero de sonido Harry Taylor le dijo a Young sin rodeos: 'Chaval, eres un buen guitarra, pero nunca llegarás a nada como cantante'.

'Neil no estaba seguro de valer para cantar. Creo que fue el aspecto económico lo que lo hizo decidirse, porque si pillábamos a un cantante, tocábamos a menos pasta por cabeza'. (Ken Koblun)

 'Neil estaba particularmente obsesionado con las armonías vocales. Kenny y Bill utilizaban dos micros conectados a un ampli Fender Tremolux para hacer los coros y, según Edmunsen, las voces nunca sonaban lo suficientemente bien. 'Es duro trabajar con Neil', decía. 'Si te equivocabas durante el concierto, te fulminaba con la mirada. Era capaz de herir tus sentimientos, de partirte los putos huesos si hacía falta, y luego se daba la vuelta para irse y te soltaba: 'Lo siento'. La determinación de Neil no dejaba indiferente a nadie. 'Es uno de los tíos más trabajadores que he conocido', comentaba Edmunsen con admiración. 'Es como un tanque; imparable'.

'Pensé que, si conseguía triunfar en Toronto, sería más fácil hacerlo también en Los Angeles. Así que me fui a Toronto y no conseguí triunfar. Entonces me dije: A tomar por culo Toronto. Me iré a Los Ángeles y conseguiré triunfar allí. Total, si acabo triunfando en Toronto, a lo único que aspiraré es a ser enorme en Toronto, pero si me voy a Los Ángeles y tengo éxito, me haré famoso en todo el puto mundo (...) ¿Por qué perder el tiempo intentando triunfar en un sitio que daba igual? Puestos a intentarlo, ¿por qué no probar en un lugar donde el éxito tenga un efecto inmediato?

'Después del primer ensayo, les pregunté: '¿Cómo vais a llamar al grupo?', recuerda Dewey. 'Y van y me sacan aquel cartel: Buffalo Springfield. Les dije: 'Genial, tíos; una apisonadora. Tenéis un sonido pesado. Quedémonos con él'.

'No hubo ni un momento de respiro', le contaría Young después a su padre. 'Todo el mundo estaba preparado. Todos habíamos ido a L.A. por la misma razón, idéntica, y acabamos encontrándonos...' Y mirando atrás, Young pensaba que todos eran iguales. 'Es la mejor banda en la que he tocado en mi vida, precisamente porque no había nadie que estuviera por encima de los demás', le contó a David Gans en 1982. 'Todos éramos iguales; éramos un grupo. Y aquello le daba a la música una inmediatez que no he vuelto a experimentar desde entonces'.

'Ellos eran más folk-rock; nosotros, más rock-folk', comentaba Koblun. Stills y Young hicieron muy buenas migas; cada uno tenía algo que le faltaba al otro. Stills tenía una gran voz, muy accesible, y Young ya componía sus propios temas. Compartían, entre otras cosas, unas complicadas relaciones familiares con padres ausentes y madres imposibles de complacer, y una determinación por llegar lejos que rozaba la obsesión. Pero había una diferencia importante entre ellos: Young era un as de la supervivencia y Stills, del autosabotaje; y mientras que Young aprovechaba sus escapadas a universos ajenos a la música para recargarse las pilas periódicamente (puede que a veces llegando a distraerse), Stephen rara vez soltaba la guitarra'

'Neil estaba muy seguro de sí mismo, muy centrado. Era obvio que iba a triunfar. Creo que lo tenía todo planeado... Sabía lo que se hacía. No creo que Neil hiciera nada de manera espontánea; daba la impresión de que actuaba de manera insensata y espontánea, pero yo creo que en realidad lo tenía todo preparado y no dijo ni mu. Creo que toda su vida se rige por ese mismo patrón'. (Linda Smith)


'En Crazy Horse se respiraba un rollo muy apacible. Me cayeron muy bien desde el primer momento. Había un ambiente como de camaradería; era mucho más apacible que estar con los Buffalo Springfield. Esos tíos eran mi banda; esa era la diferencia. Yo era el que cortaba el bacalao...'

-¿Qué aportó Briggs a Everybody knows?

- Estabilidad. Tenía que convencerme para que cogiera confianza a la hora de cantar. Tenía que aprender a cantar en directo, aprender a sentir la necesidad, la razón de hacerlo. Seguía utilizando los overdubs, porque quería que sonara lo mejor posible; y sin embargo seguía echando mano de los overdubs. No sabía qué hacía mal. Tuve que aprender que (...) la música debería sonar como una sola unidad'.

-Nitzsche comentaba que no parabas de repetirle: 'Quiero ser un cruce de Dylan y los Stones'.

- Probablemente aquello ocurriera cuando ya estaba con los Crazy Horse (...) Quería romper por completo con todo aquel rollo tan perfecto. Era el efecto rebote contra Buffalo Springfield; Crosby, Stills and Nash; mi primer disco en solitario y todas esas movidas. En Buffalo Springfield siempre intentábamos hacer unos discos inmaculados, discos 'de verdad'...'

- ¿El hecho de que Crazy Horse no supieran 'tocar' era algo que te atrajera especialmente?

- Para mí lo más importante era que les encantaba tocar y que se entregaban al cien por cien. Lo segundo más importante era que no tenían ni puta idea de tocar, lo cual me dejaba muchísimo espacio, y hacía posible que, por pocas chorradas que tocara, aquello sonara de la hostia. Cuando algún músico bueno se pone a tocar conmigo, se pasa de la raya. Siempre se acaban pasando; siempre intentan demostrarme lo buenísimos que son'.


Comentarios

  1. El personaje es enorme, no cabe duda, y nadie va a discutir su peso en la historia del rock americano. También es cierta esa consideración tuya sobre las biografías sobre músicos (las bien hechas, claro): siempre se aprende mucho más que los datos a secas, porque si la biografía es amplia también acabas metiéndote en el mundo personal del músico.

    Luego ya otro asunto es lo que nos hace buscar las biografías de unos y pasar de las de otros. Se supone que lo primero es la importancia que nosotros le damos al músico, su posición en nuestra escala de gustos, y finalmente la mayor o menor afinidad personal que tengamos con él. Y ahí es donde el personaje de Young nunca me ha atraído mucho, se me hace un tanto "desagradable", por decirlo así. En cuanto a su carrera tras Buffalo Springfield (nada que discutir ahí), de sus esporádicas asociaciones con Stills, Crosby y Nash (o con Stills únicamente) solo me interesa el "Déjà vu" y, mas o menos, el doble directo. Y luego, de su carrera en solitario, me interesan cuatro o cinco discos, los primeros, los más cercanos a su etapa Buffalo Springfield: "After the gold rush" es mi preferido, y de ese discos hace ya mucho tiempo.

    No le niego tampoco que suele tratar bien al público: lo he visto dos veces en directo, y cuando ve que hay ambiente no le importa alargar su actuación (en la segunda, el año 2002, se echó tres horas). Y su "resurrección" de aquella época, volviendo a la electricidad y dejándose querer por los fans grunge, también tuvo su encanto... No sé. Si este libro lo recomiendas tú y el señor Manrique, tal vez me lo piense.

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    1. Todos tendemos a querer saber más sobre todo de los grupos y artistas por los que tenemos más afinidad, desde luego, eso es lo natural. Aunque a mí puntualmente me interesa leer algo sobre otros por curiosidad cultural y ganas de abrir mi horizonte. Esta biografía de Neil Young me la agencié porque pintaba bien el libro, y no me está defraudando, a pesar de conocer muy poco del músico.

      Hará un año, poco más o menos, vi en una tienda el ''Everybody knows...'' en CD y me lo agencié, porque llevaba un tiempo escuchándolo, tras su debut, y por ello es el disco de Young al que más tralla he dado. Luego he ido metiéndome poco a poco con alguno de los siguientes, pero lo voy descubriendo sin seguir el orden y sin prisas.

      Por lo general, si un disco recién descubierto me gusta, intento no catar otro de la discografía inmediatamente: no antes de disfrutarlo con calma y durante un tiempo (aunque no siempre sigo este patrón, a veces no puedo reprimirme, y hay unas pocas bandas en las que me he metido intensamente cuando las he descubierto). Lo hago como preceptivo contra la inmediatez actual: hoy es tan fácil ''catar'' (que no es lo mismo que escuchar) música, que nos estamos olvidando del placer de antaño por conseguir acceder a la música, y el valor que tenía hacerlo, cosa que no siempre era fácil. Y si yo noto ese fuerte cambio, no quiero imaginarme lo que pensaréis las personas con algunos o muchos años más.

      No he ''catado'' aún ''Déjà vu''. Sí me gusta mucho ''After the gold rush''. Y sobre su etapa paralela al grunge no tengo nada malo que decir, más bien al contrario, me gusta mucho ese nuevo Young eléctrico. Lo he mencionado solo para referirme a esa autenticidad que rodea al personaje (por muy irónica que sea a veces la autenticidad cuando es buscada), que lo situó en una frecuencia simpática a los músicos del grunge, todos también muy auténticos y rebotados frente a las ligerezas del rock ochentero de peinados estrafalarios y videoclips con chicas en bikini. Pero esto es una opinión mía que, en cualquier caso, no tiene que ver con la música.

      No sabía eso que cuentas de los conciertos. Eso habla bien de él, desde luego.

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  2. No soy muy de biografías, ni de músicos, ni de casi nadie, si acaso a veces siento curiosidad por algún tema en particular y curioseo un poco, pero meeencanta leerte, sabes exprimir los temas que tocas y se nota que te zambulles de lleno en ellos, por eso los haces siempre interesantes a pesar de que para mi Neil Young, no lo haya sido nunca ( me ocurre como a RICK) más por desconocimiento que porque desprecie su música que como a él conozco muy poco. Sé que fue un músico con una idiosincrasia muy peculiar y un estilo muy ecléctico, desde el folk como solista hasta guitarrista rockero que por cierto sigue ahí subido a los escenarios aun hoy a pesar de haber sufrido polio y no se cuántas enfermedades de pequeño a parte de sus escarceos con las drogas, está visto que la mala vida no siempre sienta tan mal a los músicos a la vista de la longevidad y enorme energía que mantienen algunos. Un placer volver a leerte! Abrazo fuerte de vuelta entre estas letras tuyas y las del resto de la blogofera : )

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    1. Gracias, María. Como le digo a Rick, yo tampoco soy ningún entendido en Neil Young, pero tiene discos que me gustan y creo que consiguió sentar mucha influencia en el rock, por diversos motivos. No he agarrado el libro por ser un fan incondicional suyo, sino más bien por curiosidad por indagar en sus influencias y trayectoria.

      Música aparte, en cuanto a la personalidad del biografiado, también mi selección de citas del libro es personal y no tiene por qué ser la más representativa, porque consciente o inconscientemente, todos tenemos un sesgo que nos hace fijarnos en aquellos rasgos de la personalidad que o bien nos atraen o bien detestamos en otras personas, sean o no proyección nuestra, y ya se trate de la biografía de Napoleón, Neil Young o Mengano García Martínez. De Young, en positivo veo su firme determinación, y en negativo, alguna de sus contradicciones. He elegido algunas citas que reflejan su afán de control, su seguridad y su ego, que tuvieron efectos tanto positivos como negativos en su producción musical.

      Las drogas, por desgracia, fueron mitificadas por la cultura popular alrededor de grupos y artistas musicales, y esta es para mí una de las lacras que nos ha dejado la historia del rock. Por ejemplo un Keith Richards, sin pretenderlo, contribuyó a dar cierto glamour a la heroína para algunas generaciones, al igual que los actores del Hollywood clásico habían dado más glamour al tabaco. Muchos músicos lo pasaron realmente mal en su relación con las drogas, y algunos pudieron superarlo.

      Saludos.

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  3. A mí este tipo no me da ni frío ni calor, y más lo relaciono con temas pesados, la verdad. Y por los apuntes que dejas caer, no parece un tipo fácil precisamente. Pasa mucho con esta gente que se siente predestinada a algo grande.
    He leído pocas biografías de músicos, y el estilo en general deja que desear, se supone que el contenido es lo importante, no el contenedor

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    1. Por supuesto, para gustos los colores, pero yo no calificaría a su música de ''pesada'' (en el sentido del heavy) para nada. En lo personal, no debe ser un tipo fácil, no, aunque eso tampoco le convierte en mala persona.

      Y coincido, como ya digo en el post: en las biografías musicales lo interesante está más en el contenido que en la forma. Las hay bien escritas y muy mal escritas, las hay muy genéricas y muy interesantes: algunas son interesantes por su calidad en cuanto testimonios, por ejemplo, aunque conviene leerlas con ojo muy crítico para separar el grano de la paja, la verdad del relato interesado. Como en otros géneros.

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  4. Antes de nada, un placer reencontrarme con Rodión en su nuevo blog musical. A pesar de que se me pudiera considerar un tanto fatuo, comenzaré diciendo que poseo toda la discografía de Neil Young en vinilo, tanto la oficial como muchos bootlegs, salvo un trabajo ("Thirteen") en CD. Más de 85 Lps que vienen a completar una buena porción de una de las estanterías de la colección. Queda claro que Neil Young es para mí el Número Uno de los artistas que, desde los inicios de lo que se conoce como música moderna contemporánea (y aquí incluyo el rock, pop, folk, variantes r&b, soul, funk, blues, fusión jazz-rock, jazz, kraut, ambient. electrónica y otro largo etcétera...) han dado a conocer su obra. Su influencia, tanto en lo musical como en lo personal, ha sido de gran importancia para mi, tanto que a todas luces mi opinión sobre el canadiense nunca podría ser del todo objetiva. A pesar de ello, tan solo le he visto una vez en directo, en uno de los primeros Mad Cool y, debo reconocerlo, fue uno de los mejores conciertos a los que he asistido.

    Leí esta su biografía hace ya tiempo y, como no puede ser de otra manera, el personaje queda meridianamente retratado. Ya lo apuntabas, tremendo ego, contradictorio, difícil en sus relaciones con los demás, "pesetero" descomunal, ambicioso a más no poder. También buen amigo de sus buenos amigos, colaborador en causas loables y, por terminar, ni de lejos tan enganchado a las drogas como muchos de sus coetáneos músicos (su querencia a la marihuana es, como en el caso de Willie Nelson, mítica, pero de ahí no pasa, salvo al tequila en algunos momentos concretos)

    Concluyo, siempre me ha gustado el papel impreso relativo a la música. Revistas y libros del género (incluidas las bio o autobiografías) permanecen en mi librería y, de vez en cuando, las recupero cuando necesito alguna información para los blogs en los que ocupo mis ratos libres. Salvo raras excepciones, no busques en ellas narrativas de calidad, tan solo, lo dicho, información de primera mano, contrastada y, sobre todo, complemento para una de las mejores aficiones posibles, la música.

    Saludos,

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    1. Nadie podría considerarte fatuo por lo que cuentas, Javier. Agradezco que un fan de primera de Neil Young deje su aportación en esta entrada. Yo, en cambio, conozco poco de Young, tengo aún mucho por descubrir, y sin embargo he visto la base de toda esa influencia que comentas.

      Yo también soy aficionado al papel impreso, en general, y eso me ha llevado asimismo a libros sobre esta afición. De algunos me he desecho con el paso de los años, pero otros los conservo con cariño: el estilo literario no es lo principal, efectivamente.

      Y yendo a lo personal del biografiado, sobre el tema drogas, antes de agarrar esta biografía de Young no tenía ni idea de que se relacionase al personaje especialmente con ello, la verdad. Por lo que he leído, Young era muy crítico con los colegas que se dejaban arrastrar por los efectos de las sustancias, sin autocontrol, aunque sin llegar al punto de Ian Anderson o Frank Zappa, que prohibían a sus músicos colocarse en el trabajo. La época era la época, y en el circuito de las giras, algunos excesos siempre han estado muy presentes, e incluso aplaudidos por los fans. Que luego Young tuviese sus hábitos particulares, es otra cosa.

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