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Si quieres letra, lee un libro

 ¿Son importantes las letras en las canciones de pop o de rock? Sobre el viejo tema, hay poco que decir: considero a las letras en un plano secundario y, no obstante, ¿quién no prefiere que esa canción que a uno le hace vibrar vaya acompañada también de las palabras adecuadas? Por otro lado, ¿cuáles son las palabras adecuadas? Ni la letra puede ocupar el lugar de la música en la experiencia sonora, ni hay una única música adecuada para cada texto; música y literatura son dos artes distintas, pero pueden complementarse, y por ello una letra contribuye a dar entidad a una canción.

Pues bien, a raíz del asunto se me ocurrió publicar una serie de entradas para jugar con la literatura y la música, idea que al final he condensado en una única entrada de blog. Quizá sea que llevo tiempo con ganas de resucitar mi blog de literatura que, como Peret, no está muerto, sino de parranda. Así pues, dejo claro de antemano que se trata solo de un juego, y en clave ligera debe entenderse también el título de la entrada. El juego consistirá en relacionar varias de mis obras literarias favoritas del siglo XIX con canciones de distintos géneros. La relación no será siempre obvia, y a veces se basará más en el tono que en la letra, o en una mezcla de cosas. Otra excusa más para compartir el placer de la música y, ahora, también de la lectura. Dicho todo esto, comenzaré con tres de mis novelas de cabecera; esas que, leídas en la edad adecuada, le acompañan a uno para siempre. En cuanto a las canciones, también están tomadas de mis gustos, pero espero que disfruten de todas, o al menos de la mayoría. 



'Pronto se hizo de noche, muy oscuro. Julián quiso coger una mano blanca que desde hacía mucho tiempo estaba viendo muy cerca de la suya, apoyada en el respaldo de una silla. Tras una breve vacilación, la dueña de aquella mano acabó por retirarla de una manera que denotaba enfado. Julián decidió no darse por enterado y continuar la conversación alegremente, cuando oyó llegar a monsieur de Rênal.

A Julián le sonaban aún en los oídos las palabras groseras de la mañana. '¿No será - pensó - una buena manera de burlarse de este tipo, tan colmado de todos los privilegios de la fortuna, apoderarse de la mano de su mujer precisamente en presencia suya? Pues sí, eso lo voy a hacer yo, yo mismo, a quien con tanto desprecio ha tratado'.

Desde ese momento perdió por completo la tranquilidad, tan poco propia de su carácter; le dominó el deseo de que madame de Rênal accediera a dejarle la mano, y ya no pudo pensar en otra cosa. 

Monsieur de Rênal hablaba de política con gran indignación: dos o tres industriales de Verrières se estaban haciendo, decididamente, más ricos que él, y querían enfrentarse con él en las elecciones. Madame Derville le escuchaba. Julián, irritado por tales discursos, acercó su silla a la de madame de Rênal. La oscuridad protegía todos los movimientos. Julián se arriesgó a acercar mucho la mano al lindo brazo que el vestido dejaba al descubierto. Perdió la serenidad y el dominio de su propio pensamiento; acercó la cara a aquel precioso brazo y tuvo la osadía de posar en él los labios.

Madame de Rênal se estremeció. Su marido estaba a cuatro pasos; apresuróse ella a dar la mano a Julián y, al mismo tiempo, a alejarle un poco. Mientras monsieur de Rênal proseguía sus invectivas contra las gentes de poco más o menos y los jacobinos que se enriquecían, Julián cubría de besos apasionados, o al menos así le parecían a madame de Rênal, aquella mano que se le abandonaba'.




'¡Qué necio soy! - se dijo -; ¡yo, un plebeyo, apiadarme de una familia de ese rango! ¡Yo, un criado para el duque de Chaulnes! ¿Cómo aumenta el marqués su inmensa fortuna? Vendiendo los títulos de la renta cuando se entera en Palacio de que al día siguiente habrá un amago de golpe de Estado. Y yo, arrojado al último rango por una Providencia madrastra; yo, a quien la misma Providencia ha dado un alma noble y ni siquiera mil francos de renta, es decir, ni siquiera pan, literalmente hablando, ni siquiera pan; ¡yo, rehusar un placer que se me ofrece, un cristalino manantial que viene a calmar mi sed en el desierto abrasador de la mediocridad que tan penosamente atravieso! ¡Desde luego, no soy tan tonto! En este páramo de egoísmo que se llama la vida, cada cual a lo suyo'.

Y recordó algunas miradas llenas de desdén que le dirigiera mademoiselle de la Mole y, sobre todo, las damas amigas suyas. El placer de triunfar sobre el marqués de Croisenois acabó de vencer aquel recuerdo de virtud.

'¡Cómo me gustaría que se enfadase! - pensó Julián -; ¡con qué aplomo le daría ahora un sablazo!', y hacía el movimiento del golpe en segunda. 'Hasta ahora, yo no era más que un pedante que abusa pobremente de un poco de valor. Después de esta carta, soy su igual. Sí - se decía con enorme voluptuosidad y hablando lentamente -, se han pesado nuestros méritos, los del marqués y los míos, y ha salido vencedor el pobre carpintero  del Jura.'

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Stendhal, Rojo y negro. Alianza, 2020. Traducido por Consuelo Berges.

Canciones: Gouge away. Doolittle. Pixies, 1989/ The day I tried to live. Superunknown. Soundgarden, 1994.



'En la estación de la poda, ganaba veinticuatro sueldos por día, y luego se empleaba como segador, como peón de albañil, como mozo de bueyes o como jornalero. Hacía todo lo que podía. Su hermana, por su parte, trabajaba también; pero ¿qué podía hacerse con siete niños? Era un triste grupo, al que la miseria envolvía y estrechaba poco a poco. Sucedió que un invierno fue muy crudo. Jean no encontró trabajo. La familia no tuvo pan. Ni un bocado de pan, y siete niños.

Un domingo por la noche, Maubert Isabeau, panadero en la plaza de la iglesia, en Faverolles, se disponía a acostarse cuando oyó un golpe violento en la vidriera enrejada de la puerta de su tienda. Llegó a tiempo para ver un brazo pasar a través del agujero hecho de un puñetazo en uno de los vidrios. El brazo cogió un pan y se retiró. Isabeau salió apresuradamente; el ladrón huyó a todo correr; Isabeau corrió tras él y le detuvo. El ladrón había soltado el pan, pero tenía aún el brazo ensangrentado. Era Jean Valjean'.



'En el momento en que Cosette salió, con su cubo en la mano, por sombría y abrumada que estuviera, no pudo menos que alzar la vista hacia aquella prodigiosa muñeca, hacia la dama, como ella la llamaba. La pobre niña se detuvo petrificada. No había visto aún a la muñeca de cerca. Toda aquella tienda le parecía un palacio; la muñeca no era una muñeca, era una visión. Era la alegría, el esplendor, la riqueza, la felicidad, lo que aparecía en una especie de brillo quimérico ante aquel pequeño y desgraciado ser, relegado tan profundamente a una miseria fúnebre y fría. Cosette medía, con la sagacidad candorosa y triste de la infancia, el abismo que la separaba de aquella muñeca. Se decía que era preciso ser reina, o al menos princesa, para tener una cosa como aquella'.




'Jean Valjean acababa de entrar en la barricada. Ya sea en virtud del aviso recibido, ya sea por instinto, o debido a la casualidad, llegaba por la callejuela Mondetour, y gracias a su uniforme de guardia nacional había pasado con facilidad.

El centinela que los insurrectos apostaron en la calle de Mondetour no creyó necesario dar la señal de alarma, tratándose de un guardia nacional solo. Le había dejado internarse en la calle, diciéndose para sí: "Probablemente es un refuerzo, o tal vez un prisionero". El momento era demasiado peligroso para que el centinela pudiera distraerse de su deber y de su puesto de observación.

Cuando Jean Valjean entró en el reducto, nadie le vio, porque todas las miradas estaban fijas en los cinco escogidos y en los cuatro uniformes. Jean Valjean lo había visto y oído todo, y silenciosamente se había despojado de su uniforme, y silenciosamente también lo había lanzado junto a los demás.

La emoción fue indescriptible.

- ¿Quién es este hombre? - preguntó Bossuet.
- Es un hombre que salva a los demás - respondió Combeferre.
Marius añadió con voz grave:
- Yo le conozco.
Esa fianza bastaba a todos.
Enjolras se volvió hacia Jean Valjean.
- Ciudadano -dijo -, sed bienvenido. - Y añadió -: Sabréis que vamos a morir.

Jean Valjean, sin responder, ayudó al insurgente que había salvado a vestirse el uniforme.'

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Víctor Hugo, Los miserables. Círculo de Lectores, 2004. Traducido por Aurora Alemany.

Canciones: Set the house ablaze, Sound Affects. The Jam, 1980/ Processions, Family Entertaiment. Family, 1969/ Going underground. The Jam, 1980.




'¡Subid, subid todos! - grita uno de ellos, un joven con el cuello grueso y la cara mofletuda y roja como una zanahoria -. ¡Os llevo a todos, subid!
Pero inmediatamente estallan las risas y los comentarios:
- ¡Pronto nos va a llevar ese jamelgo!
- ¿Has perdido el juicio, Mikolka? ¡A quién se le ocurre enganchar semejante potranca a esa telega! 
- Pues nada, ¡subid! - La gente ríe a carcajadas -. Ya habeís oído: ¡a todo galope!
- Pero ¡si no ha galopado en diez años!
- ¡Dará algunos brincos!
- Nada, hermanos, sin contemplaciones; que cada cual empuñe su látigo, ¡y listos! (...)

Entre risas y bromas, todos se montan en la telega de Mikolka. Se han subido seis hombres y todavía cabe alguno más. Montan también a una campesina, gorda y sonrosada. Lleva un vestido de algodón rojo, una kichka con abalorios, y unas botas de piel; va cascando nueces y no para de reírse. Alrededor de la telega, la gente tampoco para de reírse, pero ¿cómo no va a reírse? ¿Cómo va a tirar esa jaca esmirriada de toda esa carga, y encima al galope? (...)

-Papá, papá - le grita Rodia a su padre-; papá, ¿qué están haciendo? ¡Están pegando a ese pobre caballo!

-¡Vámonos! - dice el padre -. Están borrachos, y así es como se divierten esos idiotas; vámonos, ¡tú no mires! - Y trata de llevárselo de allí, pero el niño se suelta de su mano y, sin darse cuenta de lo que hace, corre hacia la yegua. La pobre bestia está muy mal. Jadea, se detiene, hace un nuevo esfuerzo, a punto ya de desplomarse.

¡En el hocico, en los ojos, dale en los ojos! - grita Mikolka.
 - ¡A cantar, hermanos! - grita alguien desde la telega, y todos lo secundan. Entonan una canción obscena, tintinea una pandereta, se silba el estribillo. La campesina casca nueces y no para de reírse.

El crío corre muy cerca de la yegua, corre por delante de ella y puede ver cómo le azotan los ojos, ¡en los mismos ojos! Está llorando. El corazón se le desboca, se le saltan las lágrimas. Uno de aquellos hombres le roza la cara con el látigo: no se da ni cuenta; se retuerce las manos, grita, se acerca corriendo al anciano canoso con la barba gris que mueve la cabeza en señal de condena. Una mujer le coge de la mano y quiere llevárselo de allí, pero él se zafa y vuelve corriendo hacia la yegua. La bestia está ya al borde de la extenuación, pero otra vez empieza a cocear.

¡Que el diablo te lleve! - exclama Mikolka, enfurecido. Suelta el látigo, se agacha y coge del fondo de la telega un madero largo y grueso, lo sostiene de un extremo con las dos manos y haciendo un esfuerzo lo blande sobre la alazana.
- ¡La va a destrozar! - grita la gente.
-¡Es mía! - exclama Mikolka, y, cogiendo impulso, le da con la barra. Se oye un golpe contundente.
Varios jóvenes, igualmente borrachos y sofocados, cogen lo primero que tienen a mano -látigos, palos, pértigas - y corren hacia la yegua agonizante. Mikolka se coloca a un lado y empieza a darle golpes con la barra en la espalda, sin ton ni son. La jaca estira el hocico, jadea penosamente y muere.

- ¡Se acabó! - grita la multitud.
- Pero, ¿por qué se habrá negado a galopar?
- ¡Mía! - exclama Mikolka, con la barra en las manos y los ojos inyectados en sangre. Se ha quedado parado, como lamentando no tener ya a quién golpear.
- ¡Está claro que no tienes conciencia! - se oyen muchas voces entre la muchedumbre.

Pero el pobre crío está ya fuera de sí. Dando gritos, se abre paso entre el gentío, se acerca a la alzana, abraza su hocico muerto, ensangrentado, la besa en los ojos, en los belfos... Después da un salto y corre frenético hacia Mikolka con los puños cerrados. En ese sinstante el padre, que lleva un buen rato intentando darle alcance, le agarra por fin y se lo lleva de allí.
- ¡Vámonos! ¡Vámonos! - le dice -. ¡Vámonos a casa!
- ¡Papá! ¿Por qué... a ese pobre caballo... han tenido que matarlo? - dice entre sollozos, pero se queda sin aliento, y las palabras le salen como gritos entrecortados del pecho oprimido.
- Están borrachos, así se divierten...; no es asunto nuestro, ¡vámonos! - responde el padre. El niño rodea a su padre con los brazos, pero el pecho le oprime, le oprime...

[Raskólnikov] Se despertó bañado en sudor, con el pelo empapado, jadeando, y se levantó aterrorizado. ¡Gracias a Dios que solo ha sido un sueño!'




'-¿Es que no gana dinero todos los días?
Sonia se turbó todavía más, y nuevamente se le subieron los colores.
- No -murmuró, haciendo un tremendo esfuerzo.
- Pólechka, seguramente, correrá la misma suerte - dijo él de pronto.
- ¡No! ¡No! ¡No puede ser, no! - gritó Sonia, desesperada, como si la estuvieran acuchillando-. ¡Dios no permitirá semejante atrocidad!...
-Otras atrocidades las permite.
-¡No, no! ¡A ella Dios la defenderá!...- insistía, fuera de sí.
- También es posible que no exista Dios - replicó Raskólnikov con cierto regodeo, sonriéndose y mirando a la joven.

A Sonia de pronto le cambió la cara, recorrida por un estremecimiento. Dirigió una mirada a Raskólnikov con una expresión indescriptible de reproche; quiso decir algo, pero no acertó a hablar y empezó a llorar amargamente, cubriéndose el rostro con las manos (...)

Pasaron cinco minutos. Él seguía dando vueltas por el cuarto, en silencio, sin mirar a Sonia. Finalmente, se acercó hasta ella; le brillaban los ojos. La cogió de los hombros con las dos manos y la miró directamente al rostro compungido. Era la suya una mirada seca, ardiente, penetrante; los labios le temblaban intensamente... De pronto se agachó rápidamente y, dejándose caer al suelo, le besó los pies. Sonia retrocedió espantada, como ante un loco. Y, efectivamente, parecía un verdadero enajenado'.

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Fiodor Dostoievski, Crimen y castigo. Alba, 2017. Traducido por Fernando Otero Macías.

Canciones: Shadowplay. Unknown Pleasures. Joy Division, 1979/ Everybody knows that you are insane. Lullabies to Paralize. Queens of the Stone Age, 2005.




'El sitio de Steerforth se hallaba al fondo de la clase, en el extremo opuesto de aquella larga habitación. Estaba recostado contra la pared con las manos en los bolsillos y, cada vez que el señor Mell lo miraba, él hacía lo mismo con los labios cerrados, como si estuviese silbando.

-¡Cállese, señor Steerforth! - le ordenó el señor Mell.-Cállese usted - replicó el otro, al tiempo que se ponía rojo-. ¿Con quién se cree que está hablando?

-¡Siéntese bien! -dijo el señor Mell.

- Siéntese usted - contestó Steerforth -, y ocúpese de sus asuntos.

Hubo unas risitas y algunos aplausos, pero el señor Mell se puso tan blanco que de inmediato se hizo el silencio, y un chico que se había puesto corriendo a sus espaldas para volver a imitar a su madre cambió de idea e hizo como si quisiera que le arreglasen una pluma.

- Si se cree, Steerforth, que no conozco la influencia que puede ejercer usted sobre todos los aquí presentes - dijo el señor Mell al tiempo que (supongo que sin ser consciente de lo que hacía) me ponía una mano sobre la cabeza -, o que no le he visto este último rato incitando a los pequeños a que cometieran todo tipo de salvajadas contra mí, está usted muy equivocado.

- No me molesto en pensar en usted en absoluto - replicó Steerforth con frialdad -, así que da la casualidad de que no estoy equivocado.

- ¿Y cuando hace uso de su posición de favoritismo aquí, señor - continuó el señor Mell, al que le temblaba mucho un labio -, para insultar a un caballero...?

- ¿A un qué? - lo interrumpió Steerforth -. ¿Dónde está el caballero? (...)

...Sus sentimientos se recuperarán pronto. En cuanto a su puesto, desde luego era muy importante, ¿verdad?, ¿es que te crees que no voy a escribir a casa para encargarme de que le manden dinero, Polly?

Consideramos que era una intención muy noble por parte de Steerforth, cuya madre era una viuda rica de la que se decía que haría casi cualquier cosa que él pidiera. Nos alegramos mucho de ver a Traddles derrotado y ensalzamos a Steerforth hasta el infinito, sobre todo cuando condescendió a decirnos que lo que había hecho había sido por nosotros y por nuestro bien, concediéndonos así un gran favor de forma desinteresada'.



'Piensen los dos en esto que les voy a decir. Hay unas personas a las que conoce David que se van a ir a Australia dentro de poco. Si deciden ustedes irse, ¿por qué no hacerlo en el mismo barco? Así se podrán ayudar mutuamente. Piénsenlo, señor Micawber. Tómense su tiempo y sopésenlo bien.

- Mi querida señor, sólo me gustaría preguntar algo - dijo la señora Micawber -. Creo que el clima de allí es muy saludable, ¿no?

- ¡El mejor del mundo! - contestó mi tía.

- Exactamente, y entonces ésta es mi pregunta: ¿se dan en ese país las circunstancias para que un hombre de la capacidad del señor Micawber tenga posibilidades de ascender en la escala social? No digo que de momento vaya a aspirar a ser gobernador ni nada parecido, pero ¿encontrará oportunidades razonables y lo bastante amplias para que pueda desarrollar su talento convenientemente?

- No existen oportunidades en ninguna otra parte para un hombre que sea trabajador y tenga buen comportamiento - dijo mi tía.

- Para un hombre que sea trabajador y tenga buen comportamiento...- repitió la señora Micawber a su modo más práctico-. ¡Precisamente, de eso se trata! Veo con toda claridad que Australia es el legítimo campo de acción del señor Micawber.

-Tengo la convicción, mi querida señora - dijo éste -, de que, en vista de las circunstancias actuales, es la tierra, la única tierra, que existe para mi familia y para mí, y de que algo extraordinario nos surgirá en aquellas costas. Tampoco es que la distancia sea muy grande, en términos relativos, y aunque debemos considerar su generosa propuesta, le aseguro que solo será un mero formalismo.

¡Cómo olvidar que, en un momento, el señor Micawber se transformó en el hombre más optimista del mundo, ansioso por hacer ya fortuna, o que su esposa comenzó a disertar sobre las costumbres de los canguros'.

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Charles Dickens, David Copperfield. Alianza, 2019. Traducido por Miguel Ángel Pérez.

Canciones: David Watts (versión de The Kinks), The Jam. All Mod Cons, 1978. (1969)/ Shangri-La. The Kinks. Arthur, 1969.



'No he querido dar a entender que yo fuera vulgar o inculto como aquellos individuos (le cortaría la cabeza a quien pusiera en duda mi origen o mi educación) (...) Por entonces era yo una de las personas más conocidas de Europa, y la fama de mis proezas, de mis duelos, mi audacia en el juego, hacían que la gente se agolpara a mi alrededor dondequiera que me presentaba. Podría enseñar resmas de papel perfumado para demostrar que esa impaciencia por conocerme no se limitaba sólo a los caballeros; pero odio el vanagloriarme y sólo hablo de mí mismo en lo puramente necesario para relatar mis aventuras, que fueron las más extraordinarias que pudieron sucederle nunca a un europeo'.



'Las ideas románticas que profesé sobre el amor en mi primera juventud se me habían borrado completamente tras cinco años de vida militar y de una intensa experiencia del mundo, y resolví – como conviene a un caballero (sólo la gente baja se casa por amor) – consolidar mi fortuna mediante el matrimonio (...)

¡Ya no hay mujeres como aquellas, ni modales como los suyos! (…) ¡Cómo han cambiado las cosas! Ahora los caballeros visten como boxeadores, cuáqueros, o cocheros de alquiler; y las señoras no se visten en absoluto. No hay elegancia ni refinamiento; nada queda de la galantería del viejo mundo del cual formé parte. ¡Pensad qué elegancia puede haber en Londres cuando el árbitro de la moda es un Brummel, un hijo de nadie, una persona de baja extracción, que ni siquiera sabe beberse una botella como un caballero, ni bailar un minueto; incapaz de batirse con un hombre, tan diferente de cómo éramos antes de que el vulgar corso trastornara a la aristocracia mundial!'

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William M. Thackeray, La suerte de Barry Lyndon. Cátedra, 2006. Traducido por Marcos Rodríguez.

Canciones: Station to station (versión acortada del single), David Bowie, 1976/ I don't belong, Fontaines D.C. A Hero's Death, 2020.



'A veces, tras un período de indiferencia, mi extraña y bella compañera me cogía la mano y la retenía apretándomela cariñosamente una y otra vez, y finalmente se ruborizaba levemente, mirándome al rostro con ojos lánguidos y ardientes, y tan jadeante que su vestido subía y bajaba a causa de la tumultuosa respiración. Era como el ardor de un enamorado; me turbaba; era algo odioso y, no obstante, irresistible. Luego me atraía hacia ella, recreándose en la mirada, y sus cálidos labios me recorrían las mejillas a besos, mientras me susurraba, casi sollozando:

- Eres mía, serás mía; tú y yo tenemos que ser una sola persona, y para siempre.

Después se echaba hacia atrás en la silla, cubriéndose los ojos con sus manecitas, y me dejaba temblando.

- ¿Estamos emparentadas? - solía preguntarle -. ¿Qué quieres decir con todo esto? Tal vez te recuerde a alguien a quien amas. Mas no debes comportarte así, lo detesto. No te conozco... ni me conozco a mí misma cuando me miras y me hablas de ese modo'.

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Joseph Sheridan Le Fanu, Carmilla. Alianza, 2016. Traducido por Luis Alberto de Cuenca.

Canción: Wicked Annabella, The Kinks. The Kinks Are the Village Green Preservation Society, 1968.

Comentarios

  1. Para mi la letra suma o resta al tema, según sea, pero no lo invalida, es verdad. Y respecto a lo que nos propones, me gusta…

    A ver, no conozco a Pixel, sí a Soundgarden, está claro que te encanta el grunge y el sonido Seatle…sobre todo Pixel recuerda mucho, aunque sea así a lo lejos a Nirvana y hasta un poco a Radiohead.. me gusta su guitarra lastimera ; ) ahí a juego con ese pobre intentando pillar la mano de esa mujer en la obra de Stendhal… Soundgarden es mucho más contundente.. bien traída, ahí en pleno besuqueo jaja y The Jam, quizá de todo lo que te voy escuchado ahora, sea de lo que me dice menos, es como un punk raro, indefinido, pero bueno, .. cosas mías, no me hagas caso. El tema que sí que me ha sorprendido comparado con el resto y me ha sonado delicioso, justo ahí, por cierto, es el de Family, grupo que tampoco había escuchado nunca y sí que le va a los Miserables, supongo que porque tengo en la mente el musical, al ser una música mucho más melódica, se me acomoda mejor a los párrafos que acompañas de la obra, una joya por cierto. Joy División siempre me ha recordado mucho a los Smiths, ese punto entre depresivo y oscuro… en este tema que has colgado me lo ha recoerdado una barbaridad, una pena que Curtis desapareciera. Mil gracias, estoy disfrutado mucho esta entrada tuya, necesita tiempo para disfrutarla, por eso creo que mejor lo dejo aquí y mañana en otro ratito leo y escucho el resto, así que si no te importa lo voy a hacer en cómodos fascículos ; ) .. Antes de irme que no se me olvide decirte que me ha encantado cuando leía el cachito de guerra y paz, con ese bajo que suena al principio de Joy Division… y luego la guitarra .. en medio del drama que vive la pobre yegua y la agonía del niño, aunque solo fuera un sueño ; )… Y otro que tampoco conocía y me ha encantado, sobre todo su guitarra, ha sido Queens of the Stone Age …así de lejos, me ha recordado un poco a Foo Fighters , me gusta la música contundente de este estilo. En fin, por ahora lo dejo aquí, mañana más… mil gracias, un abrazo!

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    1. Desde luego, no puedo quejarme, María: dos comentarios. Has seguido el consejo de Jack el Destripador, ese fulano que decía ''vayamos por partes...'' Pues haré yo también lo propio :)

      Se ha relacionado muchas veces a los Pixies con el grunge, porque fueron una de las varias influencias de aquel género, pero Pixies son anteriores a los años del grunge y trabajaron aparte, para entendernos. No seré el mayor fan de Soundgarden, pero me gustan varios discos suyos, sobre todo este 'Superunknown', que fue su trabajo más comercial.

      En cuanto a Pixies: palabras mayores. Tema aparte, pero al hilo de la entrada, es que Pixies daban un trato muy particular a sus letras, tirando del surrealismo y escogiendo las palabras a veces más por su sonoridad que por buscarles un significado unívoco. 'Gouge away' no trata de algo directamente relacionado con la escena que he elegido, pero me resulta apropiada porque es abrasadora, así como por el daño causado en la relación. Julián Sorel, en un primer momento, no seduce a Luisa Rênal porque sienta pasión por ella, sino por orgullo y ambición; Luisa Rênal, sin embargo, interpretará otra cosa, y así echa a andar esta obra maestra, que sigue siendo una de mis novelas favoritas de todos los tiempos.

      Para mí, 'Going Underground' es una de las canciones más enérgicas y emocionantes; ideal para escuchar un lunes por la mañana y encarar bien la semana, por ejemplo. También me parece enérgica y emotiva esa escena de Víctor Hugo, y la letra puede hacerse compatible con el espíritu de la canción. Pero tanto en gustos como en el juego de este post caben infinidad de posibilidades, y por eso es muy normal que algunas de estas relaciones entre canciones y novelas no se compartan. Lamento decir que yo la película musical de Los Miserables no lo puedo ver ni en pintura: intenté verla una vez y la tuve que quitar al de un rato. Lo mío no son los musicales. Coincidimos con 'Processions', que es una de las joyitas de Family.

      Me alegro también que te haya gustado el tema de Queens of the Stone Age. Me parecen mejores que Foo Fighters, pero esto solo es una valoración subjetiva, así que no me hagas ni caso. Hay alguna relación entre ellos, por cierto, ya que Dave Grohl trabajó como baterista en el álbum más famoso de Queens, 'Songs for the deaf'. Y Joy Division, qué te voy a contar... Y Crimen y castigo... una de mis novelas imprescindibles. El sueño de Raskólnikov es un recuerdo de su infancia, que se relaciona a su vez con otros personajes y subtramas. Y mejor lo dejo, porque podría aburrir.

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  2. Ya estoy de vuelta, he liquidado el segundo fascículo de tu entrada : )
    Jaja súper bien traído para el trocito del chulito ( bueno, solo un poco chulito; ) de Steerforth, de David C, ese tema de The Jam que habla de otro triunfador , David Watts : ) aunque resulta demasiado rápido para leer esa escena con él …El que va perfecto para ess otro trocito proyectando el viaje a Australia es el de Sangri-la que suena, la tierra de las oportunidades que solo existe en tu mente : )

    En este fragmento de Barry Lyndon, tb podrías haber usado el de antes de David Watts, es más fácil de leer esto con ese tema, aunque David Bowie siempre es una estupenda opción y además este que habla de cuando interpretaba ese personaje del Duque blanco.. hasta podría ser el mismísimo Barry Lindon , eso sí, puesto de coca hasta arriba : ) Me gusta mucho el comienzo de I don´t belong y sí, tb pega mucho en este otro párrafo de… Barry Lydon que no pertenece a nadie, solo así mismo: ) la única obra que no conozco de las que has mencionado es Carmilla, solo sé que va de vampiras y que es un antecedente del Drácula de Bram Stoker, que sí he leído y el tema que suena, bien, peeero...
    Con tu permiso te voy a sacar de tu zona de confort y te voy a llevar a la mía… para este párrafo final tan sugerente, yo le elegiría ESTE TEMA , la peli tb está muy bien : ) Ojalá te quede energía para hacer otra entrada de este estilo, me ha encantado. Otra vez gracias, ha sido un placer!

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    1. James Steerforth es un David Watts, o el David Watts es un James Steerforth, ese estereotipo de triunfador británico de clase alta admirado por un puñado de acólitos. Lo de la clase social es importante, y más en uno de aquellos colegios victorianos... Una de las mejores canciones de The Jam, no incluida aquí, está muy relacionada con esto: ''The Eton Rifles'', canción que en su momento tuvo su propia polémica en Inglaterra, y que ha seguido dando que hablar cuando David Cameron contó cómo él y sus colegas de Eton la tenían como himno, frente a lo cual se rebeló el autor, el ex-Jam Paul Weller.

      Por lo demás, con David Copperfield, y en general con Dickens, es fácil pensar en alguna canción de los Kinks. Ambos comparten ese sabor tan británico y un humor muy compatible.

      Tu opción de relacionar David Watts con Barry Lyndon es igualmente apropiada, pero he preferido la autorreferencia del Bowie de Station to station, una de mis canciones preferidas del ''camaleón''. El tono de la novela de Thackeray es también frío, con esa voz narradora tan cínica de la que no puede uno fiarse. Con esa historia realizó Kubrick una de sus obras maestras cinematográficas, y aun con todo no sabría si quedarme con el libro o con la peli, porque ambas son magníficas.

      Y supongo que también podría ser apropiada tu opción para Carmilla, pero siento decir que no me gusta mucho el tema de Annie Lennox. No que sea malo, pero no me va. Lo conozco porque tengo la banda sonora del Drácula de Coppola en cd, y nunca me pegó la inclusión de esa canción tras las pistas sinfónicas, qué le voy a hacer...

      Gracias a ti por los comentarios.

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  3. Tremenda entrada, en tamaño y densidad.

    Sobre el “viejo tema”, como tú mismo dices, creo que más o menos estamos de acuerdo: las buenas letras están muy bien, nunca sobran, pero lo primero es lo primero.

    La idea de “ambientar textos” con músicas teóricamente ajenas a ellos es una tentación recurrente, pero si se sabe hacer (o sea, si se tienen conocimientos y buen gusto) es una de las más gratificantes. Y tú tienes las dos cosas, así que me he echado más de media hora sin darme cuenta de que pasaba el tiempo. Tal vez te interese entrar en la página de RTVE y buscar “Tris Tras Tres”, un programa nocturno que hubo en Radio Tres en los años 80 y que dirigía Carlos Faraco, poeta entre otras muchas cosas. Faraco escribía historietas que luego iba trufando con canciones de todas las épocas, y la mezcla solía quedarle muy bien.

    Ya veo que “Rojo y negro” es una de tus novelas de cabecera. Creo que ya hablamos alguna vez de esto; yo no soy muy fan de la novela del XIX, pero reconozco la imponente estructura de los clásicos como este aunque la recuerde ya muy poco. A los Pixies le va ese pasaje, quizá por la densidad dramática, y Soundgarden aquí parecen elevar la tensión. “Los miserables” la recuerdo mejor: una tensión parecida es la que remarcan los Jam con esa pieza justo en el episodio del fallido intento del robo del pobre Valjean. La descripción de la niña, sí, está a la altura de “Processions”, para mí la canción más hermosa que hicieron Family. Resulta curioso que vuelvas a los Jam, pero es que también vuelve el desasosiego.

    “Crimen y castigo”, ese pasaje, Joy Division: matemática pura. No conocía esa canción de la Reinas, pero le cuadra más o menos. Dickens, otra vez los Jam, y los Kinks para rematar: matemática también. En concreto, no se podría haber elegido nada mejor que “Shangri-La”, una de esas delicias tan de los Kinks, que atesora una frondosa mezcla de melancolía, un vago poso humorístico, algo de drama… y esa ironía tan suya, que saben llevar a fases melódicas como ese “lalalá…” casi cáustico.

    De “Barry Lindon” solo conozco la película, no he leído el libro. “Station to station”, queda bien en ese pasaje por el título y por ese ritmo que va como a saltos, inquieto; la de los Fountains cuadra más que nada también por el título y la letra, más o menos. Tampoco he leído “Carmilla”, con lo cual no puedo hacerme una idea en conjunto de la historia, pero aquí los Kinks llegan a sonar un tanto inquietantes, vagamente oscuros. Puede cuadrar con el pasaje.

    En todo caso, esta entrada tiene material para varios repasos. Y ya veo que los Kinks y sus “herederos” los Jam están muy arriba en tu lista personal. Eso nos pasa a muchos.

    Saludos mil. A ver con qué nos sorprendes ahora...


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    1. He podido escuchar un poco, a modo de cata, uno de los programas del Tris Tras Tres que has recomendado aquí, lo cual te agradezco, porque ni me sonaba. Me gusta que RTVE mantenga y lance programas varios de hoy y de ayer; lo malo es que ofrece contenido limitado, pero no podía ser de otro modo. Se han hecho cosas muy interesantes en la radio, y es una verdadera pena que ese mundo haya desaparecido en buena medida, primero por la televisión y ahora por internet. Y lo digo yo a pesar de tener muy poca cultura radiofónica. Bueno, al lío...

      También para mí 'Processions' es quizá la canción más bonita de Family (al menos de los discos que conozco), y si lo comentaste en tu blog, que fue donde descubrí a esta banda, no lo recordaba; una canción magnífica. Al sentimentalismo de Los Miserables le puede pegar tanto una canción como esa como otras más enérgicas, al gusto de cada cual, y en esta ocasión he pensado en The Jam porque es una de las bandas que más escucho en los últimos tiempos.

      Con 'Crimen y castigo' no tuve que pensar nada porque, por alguna razón, la música de Joy Division, o ciertos temas particulares suyos, me han remitido más de una vez a algunas historias de mi admirado Dostoievski. La canción de Queens, como dices, es una relación más puntual por su letra, aunque es una canción que siempre me ha gustado mucho, desde que ese disco fue lanzado al mercado (y no es precisamente uno de sus discos más aplaudidos).

      De todos los libros que incluyo aquí, el de lectura más reciente es David Copperfield, que me he leído este verano, y ya entonces pensé en alguna canción de los Kinks como las que incluyo. 'Shangri-La' es una maravilla que has descrito a la perfección, una de las cimas de Arthur. Tema aparte es que esta novela, David Copperfield, está relacionada con el rock por distintas razones que seguramente conozcas: Keith Richards bautizó a una de sus Telecaster ''Micawber'' en honor al humorístico personaje dickensiano; por otro lado, la banda Uria Heep tomó su nombre del principal personaje malvado de la novela: personaje despreciable donde los haya. Hay que tener estómago para elegir ese nombre para una banda... Yo antes habría escogido a Darth Vader, que al menos es un ''malo'' respetable.

      También a mí me pegaba más ''Station to station'' con la voz narradora de Barry Lyndon, que Fontaines D.C., por esa frialdad casi aristocrática que le imprime Bowie. Y eso que el protagonista de Barry Lyndon no es aristócrata, sino uno de esos antihéroes de su siglo (por mucho que la novela esté ambientada en el XVIII), tras aquel hito histórico que supuso Napoleón Bonaparte (el ambicioso protagonista de 'Rojo y negro', por muy universal que resulte, no puede entenderse tampoco sin ese contexto). Además de la letra y de que ese disco me guste mucho, he elegido la de Fontaines D.C. por ser irlandeses, como el propio Barry Lyndon.

      Y Carmilla, de Le Fanu, es una de esas joyas que vinieron después de la decadencia del género gótico clásico. Como dice María, fue una de las varias influencias literarias previas al Drácula de Stoker y Le Fanu, al igual que Stoker, era irlandés, relación que está lejos de ser mera casualidad, pues los irlandeses mantenían ese folklore y superstición. Pues dejando de lado a los vampiros románticos, Carmilla tiene un poso turbio y usa el género fantástico de modo alegórico, permitiendo varias lecturas. Fue bastante atrevida en su época por su referencia directa al lesbianismo.

      Por su tono extraño y, como dices, sutilmente inquietante, 'Wicked Annabella' de los Kinks me pega en relación a esa historia, más que una canción de rock que pintase el motivo gótico con brocha gorda, o una canción ''romántica'' como la que nos ha dejado María, pero podrían caber infinidad de temas musicales a gusto de cada cual.

      Perdona el rollo, y gracias por el comentario.

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  4. Conozco y celebro las relaciones que mantienes entre los textos literarios y la propia música que los acompaña. Lo tomo como si fuera un juego, una especie de "pasapalabra" que intentara ligar emociones literarias y musicales, combinar también estilos entre escritores y compositores, ambientes y pasajes que la memoria guarda entre aquellas joyas que han quedado felizmente ancladas en nuestra educación sentimental.
    Acabo de terminar "La Roca de Tanios" de Amin Maalouf, un escritor de origen libanés, con un perfume melancólicamente oriental. ¿Con quien casarlo? Se me ocurre con Charles Aznavour, un cantante con ascendencia armenia y raíz también cercana a la Sublime Puerta.
    La combinación literario-musical da muchísimo juego y la ruleta no deja de girar... Faulkner / Allman Brothers Band, Kerouac- Julio Cortázar / Charlie Parker, Lawrence Durrell / Pink Floyd, Joni Mitchell-Lluis LLach / Kavafis, Mark Twain / Drive By-Truckers..., ad infinitum.
    Deberíamos volver a los salones literarios del XIX y recrearnos una tertulia que intentara recuperar las causas perdidas.
    Saludos,

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    1. Perdona que te conteste tan tarde, Javier.

      Así, como dices, me lo he tomado yo, sin ningún tipo de seriedad ni pretensión; pese a todo, es un juego muy estimulante el de musicalizar los ambientes y pasajes literarios, como dices, o podríamos añadir ''paisajes musicales'' (me gusta esta palabra).

      Conozco a Amin Maalouf por su clásico ensayo, pero no he leído ninguna de sus obras literarias. Queda aquí tu recomendación, unida a la sugerencia musical.

      Muy apropiadolo de Faulkner con Allman Brothers, entre otros, y ya no digamos Charlie Parker directamente relacionado a Cortázar en ''El perseguidor''. Tengo muy claro que el jazz sonorizaría muy bien muchas novelas y relatos del siglo XX.

      Me apunto a tu salón literario del siglo XIX. Eso sí: hace tiempo que dejé por completo el tabaco, así que preferiría que no incluyera cachimba de pie. Para mí un buen café aromatizado o una cerveza belga acompañando a unos poco elegantes pero sabrosos pinchos de tortilla, y que vivan esas causas perdidas.

      Saludos.

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  5. En lo de letras y música ya lo hablamos más veces. Lo ideal sería que las dos fueran buenas, pero lo importante es la música, si la letra está a la altura pues muy bien, si no pues no desmerece a la canción.
    Lo de ponerle música a tus novelas favoritas no se me había ocurrido, la verdad. Cuando estoy en modo lectura suelo poner música de fondo, jazz o clásica generalmente, que no me distraen del libro. Adjudicar un tema concreto a lo que tengo entre manos es otro cantar. Aquí presentas una selección muy personal y entiendo tu criterio, pero a mí casar novelas decimonónicas con rock me chirría. Le sentaría mejor la música clásica, contemporánea de esas novelas. Por ejemplo, la primera cita de Rojo y Negro (también una de mis novelas favoritas) le hubiera puesto el segundo movimiento de la novena sinfonía de Beethoven, lleno de tensión y conflicto. El tema de Pixies no desentona con el texto, pero guitarras eléctricas para acompañar los trabajos de Julián me resulta un tanto extraño. Pero bueno, voy a practicar este juego que propones, me resulta estimulante.

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    1. Chafardero, no te había contestado, ¡perdona!

      Ya ves que comencé la entrada aprovechando ese tema que ya hemos comentado otras veces, tanto aquí como en tu blog, creo recordar que hace mucho, y El bar de Rick recientemente. El asunto estará trillado, pero sigue dándome que pensar. En general coincido contigo y con Rick, y siempre he defendido esa ''superioridad'' de la música frente a la letra, cuando valoramos un tema musical; ahora bien, ¿no ocurre que una canción pierde mucho cuando falla la letra, o viceversa?

      En cuanto a lo otro, coincidimos más de lo que crees, aunque podamos tener distintos gustos muchas veces con respecto a géneros de rock. Yo no suelo escuchar música cuando leo y, en los pocos casos en los que lo hago, también suele ser música clásica. También relaciono las novelas que he dejado aquí con piezas que van desde el barroco hasta la música romántica del XIX, pero eso no quita que las podamos relacionar en igualdad de condiciones con temas pop/rock.

      Y buena elección la tuya. El segundo movimiento de la novena sinfonía de Beethoven es muy apropiado para ese fragmento de 'Rojo y negro' tanto por lo musical en sí mismo como por razones de contexto... Nadie mejor que Beethoven para ambientar los conflictos de un joven bonapartista que intenta abrirse camino en la Francia de la Restauración; el rojo de la pasión individualista que emula a aquel corso ambicioso que cambió el mundo para bien y para mal, y el negro del retorno del Antiguo Régimen, el negro de las sotanas...

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Destrozando clásicos (2)

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